X. Canción

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Seis meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Para la completa y total miseria de Zaid, Shisui se había vuelto una presencia constante en su casa, apareciendo de vez en cuando en la puerta de su hogar o directamente entrando por la ventana de la habitación de su hija.

Natsuo, Kiriya y Asher hervían en rabia y celos, por lo que siempre escuchaba constantes quejas de sus tres hijos varones porque su dulce hermanita pasaba más tiempo con ese bastardo Uchiha que con ellos. Kiriya había pasado de ser su hijo más controlado a terminar desafiando a un duelo a Shisui, lo que terminó en que sorpresivamente le patearan el trasero rápidamente.

Por supuesto, todos vieron ese combate y Elise parecía extremadamente -según ellos y sus celos con visión sesgada- enamorada del mocoso Uchiha.

Yoshi era extremadamente amable con el mocoso ese, casi parecía que lo trataba como si fuera otro más de sus hijos y el mocoso era tan descarado que aceptaba todo como si así debiera ser desde el principio, pero si su esposa intentaba comprarle algo caro o tomar sus medidas, el chico groseramente desaparecía en una de sus irritantes habilidades ninja.

¡Uchiha Shisui era como un parasito pegado a su querida hija!

El único tiempo libre de ese fogoso Uchiha era cuando salía a misiones entregadas por el Hokage y Zaid no podía estar más agradecido con el rubio por permitirles tener tiempo para respirar con su linda hijita.

—¿Estás segura que quieres esto? —preguntó suavemente Yoshi acariciando el hermoso cabello de su hija— No necesitas trabajar ni forzarte a hacer nada, nosotros podemos cuidarte y no esperamos nada de ti a excepción de tu presencia y cariño.

—¡Si! ¡Quiero ser una cantante! —exclamó Elise con las mejillas sonrojadas y su mirada determinada.

—¿Por qué quieres hacer eso? —preguntó Zaid suavemente mirando a su adorable hija.

—¡Yo...! ¡Quiero hacer experimentar a las personas la emoción de la música! ¡Quiero... quiero que las personas cuando escuchen mi voz se emocionen y canten conmigo! Aunque han sido pocas veces, ¡Cuando he salido con Shisui-kun me eh dado cuenta que los civiles viven vidas muy aburridas! Si pudiera, aunque sea un poco, animar sus vidas sería muy feliz —exclamó Elise con las mejillas sonrojadas y sus padres sintieron como flechas atravesaban sus corazones y abrazaron a su adorable hijita mientras corazones salían sobre sus cabezas.

—¡Compraré una disquera para ti, bebé! —exclamó su padre juntando ambas mejillas y con corazones saliendo de su cabeza.

—¡Comparé y expandiré la industria de las radios para que hasta en Kirigakure conozcan tu voz de ángel! —exclamó su madre juntando su rostro a su otra mejilla y Elise estuvo en un sándwich de padres.

Elise sonrió, pero por dentro sintió como una gota de sudor caía por su rostro.

La anterior vez que dijo que le había gustado el chocolate que le compró Shisui, sus padres habían terminado comprando la fabrica que los producía, así que ahora estaba temiendo a las intenciones de sus padres cuando declararon tan resueltamente que comprarían cosas grandes para ella.

Su padre no podría comprar todas las disqueras del país de fuego solo para ella, ¿Verdad? ¡¿Verdad?!

Y su madre, su querida y dulce madre, no podría ser extremista y comprar todas las fábricas que produzcan radios o aparatos de grabación solo para ella, ¿Verdad...? Su madre era demasiado suave y dulce para hacer aquello, ¿Verdad?

—¿Abrazo grupal? —preguntó Asher asomándose por la puerta de su habitación y luego apareció Natsuo por el otro marco de la puerta.

—¿Escuché abrazos?

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