El don de perdonar

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Pedri se había ido de tour con el Barcelona por Estados Unidos, las videollamadas no llenaban el vacío que sentía sin tenerlo al lado, además con todos los juicios lo echaba aun más en falta.

Había empezado a trabajar de nuevo, no de fisioterapeuta sino en ayudarle a Bea a todo lo que ella me pidiese en temas redes sociales. Había sido idea de ella, ya que el sentimiento de volver a trabajar en alguna clínica me hacía volver atrás, no me iba a hacer bien.

Le editaba videos de youtube, le ayudaba a grabar campañas de publicidad y la verdad que me gustaba, no el ser influencer sino estar detrás de todo eso.

¿La casa? Era perfecta, estaba cerca de la de Sira y Ferran, además del gran jardín que tendría Palma para jugar. Pedri quería ponerla a nombre de los dos, pero yo no lo dejé, en un futuro si nos casamos y tenemos hijos ya se vería.

Poco a poco iba volviendo a tener las riendas de mi propia vida, hoy había ido por primera vez en meses a un centro comercial acompañada de Bea y Sira, teníamos que elegir un vestido para la gala de fin de liga del Barcelona.

- ¿Qué os parece?- se quedaron mirándome impresionada, el vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, estaba muy contenta con la figura que tenía actualmente.

- Estás impresionante- dice Sira, y por la forma que me miraba, sabía que estaba diciendo la verdad. Beatriz comenzó a chillar emocionada, diciendo que no me lo pensara más. Y eso hice, pagué el vestido dejando mi cuenta con la cantidad mínima.

Sira también iba a ir preciosa, había elegido un vestido rojo liso con un escote que le sentaba fenomenal.

Decidimos aprovechar el buen tiempo para tomar algo en una calle de Barcelona, no tardaron en acercarse a Bea a pedirle alguna que otra foto, me había encargado de ser la fotógrafa de aquel grupo tan agradable de niñas pequeñas.

- Son encantadoras.- dije cuando se iban.

- Cómo se nota que no sabían de fútbol- añade Sira haciendo que tanto Bea como yo nos echáramos a reír.

Lo que no esperábamos era recibir a la salida del lugar varios periodista, haciendo que mi cuerpo entre en un estado de alerta, al momento Sira entrelaza su brazo con el mío y Bea se encarga en ir delante nuestra.

- Buenos días chicas, veo que las fotos de los chicos no han afectado a vuestra amistad- sonrío educadamente, aunque Sira y yo nos miramos confundidas lo intentamos disimular ante la prensa.

Seguíamos andando, el coche estaba a pocos metros de donde nos encontrábamos pero a mi parecer estaba demasiado lejos y el agobio comenzaba a apoderarse de mi.

- Luna ¿Todo bien con tu chico?- me pongo las gafas de sol que llevaba de diadema hasta ahora, no quería que se malinterpretase ningún gesto. La atención cayó en Sira, a quien le preguntaron por Ferran y los rumores de ruptura entre ellos dos ya que habían decidido mantener un perfil de relación más privada.

Sin embargo, hay una pregunta, que hace que abra la boca.

- Y tu pobre madre, toda arrepentida en el plató pidiendo otra oportunidad para recuperar relación ¿Has hablado con ella?- la sangre me hirvió, se apoderó de mi aquella personalidad impulsiva que a veces llevaba la voz cantante de mis actos. Me fije en la cadena del periodista que me hizo esa pregunta, era la misma donde se había emitido la entrevista.

- Ella lleva sabiendo donde me encontraba y teniendo mi número de teléfono desde siempre, solo ha ido por dinero ¿Por que no fue gratis no?- pregunto lo último con un poco de rabia, el periodista se queda sorprendido de que haya contestado.

Yo no pensaba salir en un plató de televisión a monetizar los traumas de mi infancia, no pensaba ser una figura pública y es algo que había dejado claro a los representantes de Pedri el día que me vinieron a ofrecer entrevistas en el plató.

Lugar seguro | Pedri GonzálezWhere stories live. Discover now