No quiero ser valiente

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Narra Luna

No me encontraba nada bien, me había bajado la regla y estaba tirada en cama sin poder moverme.
En una hora tenía que ir a trabajar, por lo que saqué fuerza de donde no había y me levanté de la cama, al momento mi mente se nubló sintiendo un fuerte dolor de cabeza, pero conseguí no caerme al suelo volviéndome a sentar en la cama.

Una vez recompuesta me levanto más despacio, voy hacia el pequeño baño y me meto en la ducha, consiguiendo ducharme sin mojarme el pelo, todo un logro personal.

Me debato entre pedir ayuda o no cuando mis únicas vías de transporte son mi coche o el metro, no estaba físicamente fuerte para sobrevivir a ninguna de las dos ya que tenía miedo de que me diera un cólico conduciendo y ser culpable del accidente de alguien.

Decido marcar a Pedri una vez vestida con mi chandal negro de dos piezas, un regalo de Bea en mi anterior cumpleaños.

- Hola Lu - su voz suena ronca por lo que supongo que estaba descansando, al momento me arrepiento de llamarle ya que siento que me estoy aprovechando de su bondad.

- Perdón por molestarte y de verdad que me puedes decir que no sin compromiso - comienzo a hablar rápido y me trabo con varias palabras haciendo que Pedri comience a reírse por mi nerviosismo.

- Joba Luna ni que me fueses a pedir la Luna, que yo te la bajaba encantado - dice en tono burlón, que manía tiene con vacilarme.

- ¿Podrías acercarme al trabajo? - pregunto finalmente, y a mi pesar de querer ganar ese tipo de confianza con Pedri, yo no dejaba de ser una persona bastante insegura y se me había notado en la voz la vergüenza y la timidez que me daba pedirle ayuda.- Es que me ha bajado la regla hoy por la mañana y no me veo bien para conducir. - sigo explicándole la situación.

- Si, claro, ahora voy - le agradezco y cuelgo, me tomo el ibuprofeno después de picar un poco de la comida ya que la regla me da muchas nauseas.

Al cabo de 15 minutos, Pedri me manda un mensaje que ya está abajo, al acercarme a las escaleras empinadas y en mal estado del edificio tardo la vida y media en bajar al primer piso. Para mi suerte mi novio aparece en el portal y cuando me ve a través de la puerta de cristal pone cara de pena al verme, y es que andaba encogida levemente y muy despacio.

- ¿Vas a ir a trabajar estando así? - me pregunta ayudándome a abrir la puerta, me pongo recta para saludarlo con un pequeño beso en la boca.

- Son reuniones solo, necesito ir - voy hasta el coche y me siento volviendo a mis 5 sentidos, ya que estar de pie hacia que mi tensión bajase más de lo normal. Pedri se sienta también después de cerrar mi puerta y se pone en marcha.

- Yo tengo entrenamiento pero sabes que puedes llamar a Fer - me dice en un tono más de advertencia que de sugerencia, asiento cerrando los ojos por los pinchazos echando la cabeza hacia atrás, sentía un dolor horrible. - Te voy a buscar cuando salga. - pone su mano en mi muslo en un intento de reconfortarme, el sabía que me estaba muriendo de dolor pero mi autoexigencia me obligaba a asistir a las reuniones con el equipo clínico.

- Ahora solo quiero que me atropelle un camión- digo desde el dolor con media sonrisa, noto un pellizco en el muslo.

-¡Luna!- se queja Pedri haciéndome reír.

Llegamos hasta mi trabajo a tiempo, me bajo del coche no sin antes despedirme de él con un beso, el cual mi niño se encarga de alargarlo y dejarme con ganas de más.

- Adiós amor - susurra en mi boca antes de separarse del todo de mi, al verme aturdida me guiña un ojo muy satisfecho con el efecto que ha tenido en mi, bajo del coche después de darle un manotazo en el brazo por revolucionarme las hormonas.

Lugar seguro | Pedri GonzálezWhere stories live. Discover now