Capítulo 22

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—¿Estás bien?

La pregunta me dejó tan desprevenida que pegué un brinco. Ya tenía que estar acostumbrada a esos mensajes, pero cuando Fran insistía en regresar me sentía muy incómoda y confundida, y últimamente aparecía de forma intermitente. ¿No era tan aburrida? ¿No me... había puesto los cuernos por eso? No podía volver a esa dinámica, pero ¿y si se había arrepentido de verdad? Estaba hecha un lío.

—S-Sí... perdona. —Carraspeé para cambiar el mood. No quería preocuparlo contándole mis problemas, así que volví a guardar el móvil—, es solo que se hace algo tarde y Beca me amenazó a modo de broma con matarme si no le saco alguna foto a Lobo. No quiero romper sus sueños e ilusiones.

Hugo esbozó una sonrisa ladeada y me miró con los ojos brillantes. Cuando actuaba así podía ponerme en lo peor, en esa mente solo podían tener cabida pensamientos malignos.

—En ese caso... ¿por qué esperar? Vamos a mandarle una foto que ni conseguirían tener los que compran entrada VIP.

Arrugué el ceño sin entender nada, mucho menos cuando se aproximó a mí y sacó su móvil, entonces se colocó pegándome a él con una mano posada en mi cintura. Le miré sorprendida, pero no me dio tiempo a incorporarme o posar porque Hugo sacó una fotografía.

—¡Tú no eres Alessby!

—Has dicho lobo. Y ambos lo somos, bombón. Seguro que tu amiga está deseando ver una foto mía. Dame tu número anda, así te la paso por Whatsapp.

—Entonces saca una más decente —me rendí—, pero que sepas que me va a matar. No, qué digo, nos va a matar.

—Si querías que te volviera a pegar a mí no tenías más que pedírmelo, vecinita —respondió con una sonrisa y tiró de mí hasta que su piel rozó la mía.

Mi corazón latió acelerado. Lo que menos me imaginaba era que iba a hacerme una foto con Hugo, con el chico con el que me había acostado y ahora teníamos un... ¿tonteo extraño? Ni siquiera sabía definirlo. Y ser follaamigos me aterraba, si había disfrutado tanto la primera vez, no quería imaginarme lo que podía sentir ahora que éramos más cercanos. No podría superar que se acabara cansando de mí o que terminara pillada hasta las trancas. Hugo no tenía novias, Beca me lo había advertido.

Al alejarse sentí un vacío inexplicable, como si mi piel se resintiera debido al frío que ahora me rodeaba. Decidí disimular mirando la hora y le metí prisa para llegar a tiempo. Una vez dentro le daría el número para que me pasara las fotos, aunque no le mandaría ninguna a Beca. Prefería dejarlas en la intimidad.

Ya en el local, me alegré de que quedaban unos minutos, así podría disfrutar desde el principio

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Ya en el local, me alegré de que quedaban unos minutos, así podría disfrutar desde el principio. La gente aún estaba entrando y situándose donde podía, pues estaba cerca de llenarse.

Al observar el escenario me percaté de que en primera fila estaban las influencer, era fácil identificarlas porque todas tenían el móvil en la mano y le hablaban a la cámara, seguramente subirían alguna historia o harían algún directo en Instagram. Fruncí el ceño al no ver a Martina por ningún lado, hasta donde sabía tenían que quedarse hasta el final del concierto porque luego había algún tipo de fiesta a la que tenían que asistir y ella para eso era bastante trabajadora y entregada. Eso me llevó a pensar mal. ¿Se le habría atascado el pestillo en el baño?

Bésame en el cuelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora