Primeros Síntomas.

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Y volví, hecha una mierda, de nuevo :c , ayer me diagnosticaron Trastorno emocionalmente inestable de la personalidad con distimia y pues eso no me ayuda en nada, tengo mucho miedo, pero como siempre, encuentro una salida a mi realidad escribiendo, escuchando música o cantando y pues aquí estoy. Espero y disfruten el capítulo.

Empiezo a creer que necesito un trabajo que pueda hacer en casa, así no tengo que salir y enfrentarme a la gente ._. espero y no sea la única a la que le pase esto :c

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Escuchaba los lastimosos sollozos del menor al otro lado de la puerta. Sabía que le dolía, pero de cierta manera él no podía entenderlo al cien por ciento. Sabía que le dolía como miles de espinas clavándose en su corazón, pues eso se suponía que se sentía perder a alguien, se suponía que era el peor dolor del mundo, se suponía que mataba el alma lentamente, al menos eso siempre le dijeron, pero él jamás lo pasó en vida propia.

-Harry...- Llamó, esperando al otro lado de la puerta. No hubo respuesta. Giró lentamente la perilla, entre abrió la puerta del cuarto y adentró la cabeza en la oscuridad -¿puedo pasar?-

-Ya estás adentro, supongo- contestó de manera venenosa.

Caminó hasta la cama e hizo a un lado las cobijas para adentrarse entre las mismas y después se cobijó. Se deslizó lentamente hasta el cuerpo del rizado y lo encerró entre sus brazos. Harry tomó sus manos entre las suyas y las subió hacia su pecho, donde las sostuvo fuertemente. Él intentaba matar el dolor, él necesitaba ayuda, pero no la pedía.

-¿Qué hago ahora, Lou?- susurró entre lágrimas.

-No pienses en eso...- se acercó más a él y lo acunó fuertemente entre sus brazos. Harry jamás estaría solo, él estaba ahí y estaba para quedarse.

-Debí saber...-

-Tú no podías saber...- lo interrumpió.

-Debí enfocarme en ella y no ser tan egoísta- articuló con palabras entrecortadas e hiposas.

-Repito, tú no podías saber- apeló suspirando el aroma que emanaban sus rizos de seda.

-Mierda...- maldijo – se supone que ella estaba comiendo mejor...-

-Harry, para...- cerró los ojos con fuerza, negándose a las palabras de su pequeño –las personas con ese trastorno desarrollan problemas físicos y eso los hace bajar de peso de igual manera-

El rizado se giró, soltando sus manos, a lo cual soltó un quejido, acurrucó las suyas en su pecho y posó sus orbes verdes directo en los suyos azules. Frunció el entrecejo y lo miró confundido. Él sólo sonrió y se acercó a su rostro hasta juntar sus frentes.

-¿Cómo sabes eso?- preguntó chocando el aliento contra su boca. Quería besarlo hasta que todo aquello terminase, quería hacerle olvidar sus problemas en un beso, pero sobre todo, quería escapar de aquella pregunta.

-Hay muchas cosas que tú no sabes que yo sé- respondió acercándose cada vez más a él y abrazándolo más fuerte.

-Eso Cassie y yo...- comenzó, pero no terminó la oración. Su voz se quebró y de nueva cuenta las lágrimas y los gemidos emanaban de su cuerpo. Escondió el rostro en su pecho y se dedicó a llorar. No sabía qué hacer, se sentía impotente y lo único que él quería era verlo sonreír.

-Oye...- susurró.

-Tengo mucho miedo, ahora que no está ella- soltó rápidamente, quedándose sin aire, lo que lo llevo a tomar una fuerte arcada de aire.

-Jamás estarás solo, Harry- susurró –Mientras yo viva, tú no estarás solo- se aferró a su pequeño cuerpo y deposito rápidos pero fuertes besos en su cabellera –No temas... aquí estoy yo-

Un Roto Para Un Descosido *Mpreg* [Larry Stylinson] [HIATUS]Where stories live. Discover now