Tal vez sea sólo sexo...

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Apenas cerró la puerta de su casa tras de sí, se dejó caer, suspirando pausadamente y con el corazón acelerado, no podía creer que es lo que acababa de pasar. Por un lado se encontraba realmente feliz, mientras que por el otro se sentía asustado de ser una persona desechable para el ojiazul.

-Déjate de idioteces- pensó – él no sería capaz-

Una sonrisa estúpida se formó en sus labios, creciente hasta mostrar su blanca dentadura marcando aquellos ojuelos en sus mejillas. Comenzó a sonrojarse y sintió una llama dentro de sí que no había sentido antes, que lo incitaba a salir corriendo hasta desquitarse. Lentamente se incorporó y corrió rápidamente hacia el segundo piso, dirigiéndose al cuarto de su madre, al abrir el picaporte asomó su cabeza y comenzó a recorrer con la mirada cada centímetro del cuarto, estaba vacío, se encaminó hacia el baño el cual también encontró vacío. Salió rápidamente y se dirigió al cuarto de Gemma, repitiendo los mismos pasos, asomándose y observando todo detalladamente. Una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro mientras cerraba lentamente la puerta de color blanco tras de sí.

-¡ME AMA!- comenzó a gritar, mientras corría por todo el piso superior -¡ME AMA!- bajó las escaleras y siguió corriendo por lo que restaba de la casa -¡LOUIS, ME AMA!- se dirigió hacia la salida de la casa y abrió la puerta, una señora se encontraba frente a la suya -¡SEÑORA, LOUIS ME AMA, ÉL ES MÍO!- gritó emocionado dirigiéndose a la señora.

-Qué asco- contestó la mujer con una mueca en su rostro, seguido se dirigió al interior de su casa.

El hecho de que alguien le hubiese dicho qué asco cuando se trataba sobre algún novio, lo enojaba enormemente, pero en ese momento se encontraba tan emocionado que sólo pudo sonreír y meterse corriendo de regreso hacia su habitación, en la cual al estar dentro se lanzó sobre la cama y abrazó su peluche mientras daba vueltas violentas sobre el colchón.

-Señor rizos, Louis me ama- dijo al peluche, aun con aquella sonrisa tatuada en su rostro.

Dejó al peluche de lado y se recostó boca abajo, pues por muy feliz que estuviese, el solo estar acostado boca arriba le dolía, tal vez no pudiese sentarse bien por algunos días pero eso no le importaba, pues el dolor había sido el precio de algo tan preciado como su primera vez con el castaño y jamás lo cambiaría.

Rápidamente estiró su brazo hasta su bolsillo derecho y sacó su celular, buscó el número del zarco entre sus contactos y comenzó a llamar.

-¿Harry?- escuchó la dulce voz del castaño a través de la bocina.

-Cállate y escúchame…- dijo claro –Te amo ¿bien? Y… y quiero agradecerte por… por ser tan dulce conmigo y por cuidarme tanto… yo ya no sabría que hacer sin ti, gracias, Lou… y ¿por qué mierda te estoy llamando? No debería haberte dicho esto…- comenzó a hablar más para sí mismo – Ahora pensarás…-

-Sólo pienso que eres hermoso, Harry- lo interrumpió.

-Ya… debo colgar…- susurró

-Bien… entonces, adiós-

-Te amo-

-Igual te amo- separó su celular de su oído y colgó.

Lanzó su celular frente a él y lentamente comenzó a incorporarse, se arrepintió rápidamente debido al fuerte dolor en su trasero haciendo que se quedase estático un buen rato, con la pobre esperanza de que pasase rápido. No fue de tal manera, así que se aventó de la cama lo más rápido que pudo, escapando del dolor, comenzó a caminar en círculos esperando que el dolor bajase rápido, pero fue todo lo contrario, el dolor bajó lentamente y eso acabó con su paciencia haciendo que comenzase a sobar su rostro con sus manos repetidas veces, quería llorar del enojo, enojo que sentía hacia su trasero por no ser como aquellos que se acostumbraban rápidamente a tener algo metido dentro.

Un Roto Para Un Descosido *Mpreg* [Larry Stylinson] [HIATUS]Where stories live. Discover now