Calmar tu conciencia.

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Capítulo 32.


Hable con Jake varias veces y le conté de él a Phoebe; ella quería agradecerle en persona y este sábado sería el día perfecto para que lo hiciera. Era la primera vez que salíamos desde el secuestro. No podía decir que estaba evitándolo, solo que mi vida social era inexistente.

El mensaje era simple:

*Saldremos el fin de semana ¿Te gustaría venir con nosotros?*

Esperaba que se tardara en responder o que dijera; 'no' por la poca antelación con la que lo invitaba. Pero me sorprendió respondiendo en apenas minutos con un 'sí' y pidiendo la dirección.

Suspire sintiéndome un poco mejor. Quizá el salir sería algo bueno, debía continuar con todo, con mi trabajo y con mi vida. Tenía que olvidar.

Mi atención se centró en el papel pase mi dedo por la dirección en mis manos y tome mi celular buscando la ubicación del cementerio. Rogaba que estuviera cerca y me diera el tiempo suficiente para ir durante el descanso de la comida.

El tiempo pareció alentarse después de que tome mi decisión. Max había estado fuera como le habían pedido, aun así estuvo atento preguntando por mensajes. A pesar de que no lo dijo directamente podía sentir en cada palabra que el preferiría que lo esperara y fuéramos juntos. Pero este día era el elegido, se sentía bien tomar esta decisión y enfrentarlo sola.

Cuando llego la hora me levante de golpe, las llaves ya estaban en mi mano desde hace horas. Fui directo al ascensor, mi mente completamente centrada en el lugar al que iría. Cerré la puerta del carro y un segundo de incertidumbre irrumpió, empecé a conducir antes de dejar que ganara. La música llenaba el silencio mientras de reojo veía las flores que había comprado, me concentraba en cada vuelta que dictaba para llegar al lugar.

Me detuve en el estacionamiento, cerré los ojos un segundo dando un largo respiro buscando fuerzas antes de abrir la puerta y salir.

El cementerio era abierto y lleno de árboles, a pesar del contexto podía sentir la calma en este lugar. En cuanto vi a uno de los encargados me acerque esperando un poco de ayuda para encontrar la tumba.

—Hola, estoy buscando a alguien —mi mente empezó a trabajar por cualquier traba que hubiera— tengo pésima memoria y no recuerdo la lápida... ese día fue difícil.

Una sonrisa se extendió por mis labios a pesar del gesto serio del hombre, el silencio fue su respuesta y estaba a punto de perder la esperanza cuando el dejo salir un suspiro.

—¿Cuál es el nombre?

—Eamon Hivju o Eamon Feldman.

Su ceja se levantó en cuestionamiento. No estaba segura sobre qué apellido habían decidido usar. El señor dio un largo suspiro.

—Lo buscare.

Comenzó a moverse lentamente yendo a una pequeña oficina, le di su espacio mientras caminaba hasta la sombra de un árbol. Las lapidas se extendían en varias direcciones... este lugar no me abatía como lo esperaba. Todo se sentía bien, era algo raro ya que no me gustaban los cementerios al menos no en el que estaban mis padres.

El hombre regreso con las indicaciones y camine por donde señalo, no tarde en llegar a la lápida. El nombre fue otro golpee de realidad de donde me encontraba.

A pesar de que se sentía correcto mis ojos ardieron por la vergüenza ¿A quién había arrastrado a todo esto? ¿A cuántos les destruiría la vida por aprobación que al parecer nunca llegaría?

La Amante Del DiabloWhere stories live. Discover now