¿Eres masoquistas acaso?

456 24 2
                                    

Capítulo 23.


No me di tiempo de pensar en lo que había dicho, mi rodilla se levantó y agradecí que no fuera tan alto porque fue fácil darle en la entrepierna. Jake se alejó de golpe y yo estaba a punto de gritarle cuando la voz a mi espalda hizo que mi respiración se cortara.

—Tiene que ser una puta broma.

Cerré los ojos y apreté mis manos, no necesitaba girarme para saber de quién era esa voz. Aun así, me obligue a hacerlo porque como había dicho esto tenía que ser una broma cruel y jodida del destino.

El Diablo estaba frente a mí. El hombre que creí que no volvería a ver, pero que inconscientemente buscaba... ¡Porque tenía preguntas en mi cabeza!

Quería encajar las piezas de lo que él era. Todos los días la ansiedad de encontrarlo había picado, aun así me contuve. No lo había buscado porque no tenía ni idea de cómo hacerlo y por Jay. Ahora sin buscarlo se encontraba frente a mí, otra vez... y el estremecimiento que me recorrió no era miedo.

¿Eres masoquistas acaso?

Yo también tenía la misma duda.

Su chaqueta hacia perceptibles los músculos bajo esta, mis ojos fueron sin pensar al tatuaje en su cuello, y aunque podía ver más de sus formas la mayoría seguía cubierto. ¿Qué debía responder? Encontré sus ojos azules entre las luces que apenas iluminaban el lugar, la hostilidad latente junto con la cautela de un animal salvaje. El rencor también continuaba presente, pero en un parpadeo todo se fue y tuve el presentimiento de que no iba dirigido a mí. Instintivamente me acerque a él.

—No te estaba buscando.

—¿Esperas que crea que es coincidencia?

—No eres tan importante —hasta en mis oídos sonaba falso. La sonrisa lenta y confiada que tiro de sus labios me hizo poner mi cabeza en orden y recordar lo exasperante que era.

—Claro por eso hiciste lo que hiciste... la primera vez —su mirada abandono la mía centrándose a mis espaldas, en Jake y la frialdad regreso—. ¿Te conozco?

En ese momento las palabras y acciones de Jake tomaron sentido, estaba jodiendo un trabajo encubierto de la CIA sin querer ¿Cómo lograba atraer tanta mala suerte? Me moví lista para hablar y sacar toda la atención que el Diablo le prestaba a Jake. El que viera a alguien que trabajaba de encubierto con una agente del FBI no era una muy buena presentación.

—No. No sabía que venía contigo. Me pidió que la acompañara.

No tenía idea que maquinaba su cerebro para zafarnos de esto, pero me quede callada.

—Ella no viene conmigo —el tono del Diablo me puso a la defensiva y lo enfrente, aunque Jake no me dio tiempo de hablar.

—Entonces creo que deberíamos salir de aquí Eloise —Jake paso su mano alrededor de mi cintura y supe que cada movimiento y palabra estaba premeditada para algo.

No pude evitar observar al Diablo, que parecía genuinamente sorprendido por cómo me había llamado. Cuando la sorpresa se esfumo su mirada se posó en el brazo que me rodeaba.

—No viene conmigo... pero se va conmigo.

Vi la duda de Jake, sobre el ayudarme o no. Estaban entrenados para no arriesgar su trabajo encubierto por nada y aunque no sabía que investigaba precisamente. Le lance una mirada que espere entendiera.

—Te veré después —no pensaba echar a perder su trabajo así que me aleje de su agarre le di la espalda y en ese segundo hice a un lado mi playera dándole apenas un vistazo de que iba armada.

La Amante Del DiabloWhere stories live. Discover now