No necesito nada de ti.

388 23 2
                                    

Capítulo 28.

No pude evitar buscarlo antes de cerrar la puerta. La frialdad y molestia lo tenía tenso, pero no solo se reflejaba en sus ojos sino también en su cuerpo. Una bomba lista para explotar. Suponía que su enojo era por estar tan cerca de un agente y haber tenido que confiar en que yo no lo delataría.

Aunque no me hacia la tonta, si hubiera pensado en entregarlo nuestras posibilidades no eran muy buenas. Nathan estaba afuera listo para ayudarlo y no dudaba que Harrison y otros de sus amigos estuvieran rondando el lugar.

Me asegure de que Chris no viera a Nathan, aunque el por si solo también estaba ya escondido. Cuando cerré la puerta del carro apreté mis manos juntas sintiendo los nervios ¿Qué tan buena idea había sido dejar al Diablo en mi casa? Ya no podía echarme atrás. Chris empezó a hablar mientras arrancaba y yo mantuve mi sonrisa respondiéndole de manera automática.

Tampoco había traído nada más que mi arma y llaves, no sabía dónde vivía Chris, pero el mañana tendría que trabajar y no quería usarlo como un chofer.

—¿Quieres hablar de una vez de la razón por la que me llamaste? —logro sacarme de mi caótica mente con la pregunta—. Pareces preocupada.

Así que no había sido buena tratando de ocultar lo que sentía, el me dio un asentimiento instándome a hablar y sentí mis hombros relajarse.

—Lo siento, estaba pensando en que salí sin más de mi casa y no quiero molestarte en tu poco tiempo de descanso.

—¿Quieres que regresemos?

—¡No! —Chris se sorprendido por mi febril respuesta, enterré las uñas en mis palmas para controlarme—. Realmente estoy harta de mi casa, después de estos días.

—Te entiendo.

Paro en un alto y se centró por completo en mí.

—¿Qué necesitas?

Todas las palabras que había ensayado quedaron borradas de mi cabeza, gracias obviamente al Diablo y a mis nervios. Así que no lo pensé y solo saqué el arma.

—Dime que no mataron a Theo con este tipo de arma.

Se quedó en silencio un buen rato mientras inspeccionaba el arma.

—¿Es la tuya?

—Si.

Siguió inspeccionándola sin tocarla hasta que los dos nos exaltamos por el claxon del auto de atrás, el semáforo había cambiado a verde. Chris siguió su camino.

—No puedo decirte el arma que usaron, lo sabes. Lo único que te puedo aconsejar es que entregues esta arma lo antes posible junto con las demás que tengas en tu poder. No sé cuándo sea la última vez que las disparaste, pero eso te podría ayudar mucho.

Eche mi cabeza hacia atrás apoyándome en el asiento, sus palabras no habían sido para nada alentadoras y el temor creció.

—No he disparado en semanas, si necesitan hacerme estudios pueden llamarme. Sé que no me conoces lo suficiente, pero te juro que yo no lo hice.

Paro de conducir y yo me gire para verlo, estábamos frente a un edificio.

—Te creo Ais —estiro su brazo tomando mi hombro y acepte su apretón reconfortante—. Aquí vivo ¿Quieres entrar o que regresemos?

Mire nuevamente al edificio y después por el retrovisor. No quería tener ninguna idea loca en mi cabeza, pero el carro estacionado en la esquina se veía familiar. Memorice la placa antes de centrarme en Chris que estaba revisando algo en su teléfono y no parecía preocupado en este momento, eso era bueno.

La Amante Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora