¿Qué le paso a tu dedo?

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Pov / Becky

Subí las escaleras resoplando. Tuve una reunión estresante y para colmo el calor no ayudó. Casi terminé perdiendo un gran cliente.

Entré a mi oficina y encendí el aire para tratar de relajarme, abrí algunos botones de mi camisa de vestir y respiré hondo, aún tenía que firmar unos papeles. Maldita sea, debería haber dejado órdenes para que la tía Mhee enviara a la señorita Sarocha a hacer este trabajo.

Comencé a firmar algunos de los papeles sintiendo que mi cabeza explotaba cuando escuché gritos provenientes del exterior.

- ¡Singha, vuelve aquí! - Escuché gritar a Freen.

Me levanté rápidamente y fui directamente a la ventana para cerrarla y amortiguar sus gritos mientras me dolía la cabeza. Pero me detuve cuando vi a la señorita Sarocha, despeinada, corriendo detrás de Singha, toda enjabonada, que corría jadeante. Sonreí ante la escena porque era cómica. Empecé a ver eso y me di cuenta de cuán hermosa era Freen. No es que no lo supiera, porque siempre quise estar cerca de ella, pero ahí, en ese momento, estaba más hermosa, más natural.

- ¡Singha! - volvió a gritar cuando él la tiró al suelo y comenzó a lamerla. Me reí de la escena hasta que me olvidé de los papeles y de mi dolor de cabeza.

- Jajaja. - rió la asiática. Freen se levantó y lo tomó para lavar el exceso de jabón.

- Pronto estará limpio. - dijo sonriendo. Pero el grandote se balanceó sobre el agua empapado dejándola con la boca abierta por la sorpresa y una mirada de furia en los ojos. Me reí de nuevo. Estaba a punto de pedirle a la tía Mhee que me hiciera palomitas de maíz, porque eso era una comedia.

- Ahora es tu turno Bombón. - dijo acercándose al pequeño y ganándose un ladrido. Esto queria ver. Me crucé de brazos y me volví más extasiada viendo todo.

- ¿Qué pasa, bombón? Soy una amiga. - pero el mismo solo sabía gruñir y ladrar.

- Bombón, cálmate. Solo voy a bañarte. - habló con calma tratando de acercarse a la pequeño que ladraba y avanzó encima de ella que se asustó y echó a correr.

- Ahhhhhhhhhhhhhhh. - gritó mientras corría del gordito micro cachorro que se veía muy enojado. Ya me faltaba el aire de tanto reírme.

- Joder, Bonbon, soy una amiga. Ahhhhhh. - Dijo subiéndose al columpio y parándose ahí. El rostro de Freen era de absoluto terror. Fue divertido verla asustada de Bonbon. Fui interrumpida de mi momento cómico por el timbre de mi celular. Rodé los ojos. Respondí sin ver quién era.

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- ¡¿Hola?! - dije sin paciencia terminando de abrirme la camisa y dejando a la vista mi barriga y mi top.

- S̄wạs̄dīha. - habló la voz de mi mejor amiga.

- ¿Qué quieres Yuki? - dije impaciente. Porque ella solo me llamaba cuando quería algo.

- Vaya, ¿qué estrés es este? - dijo, sonando ofendida.

- Este calor y los papeles para firmar no ayudan. - dije sentándome frente a mi escritorio.

- Necesitas recostarte. - habló

- ¡Yuki! - la regañé

- ¿Cuándo fue la última vez que estuviste con alguien? preguntó ella luciendo preocupada.

- ¿Cuando me abandonaron en el altar y me cambiaron por alguien que tenía más dinero que yo? - le recordé.

Casi me caso una vez. Yo la amaba como a nadie, pero me dejó en el altar por un viejo rico. Por eso odio a la gente, para mi todos solo quieren mi dinero. Esto es frustrante porque creo que nunca conoceré a alguien a quien no le importe esto. El trabajo me ayuda a no pensar.

- Vaya, qué drama. - gimió del otro lado luciendo aburrida. Yuki sabía de esta historia compartida, porque ella es la única persona en la que confío, estuvo a mi lado todo el tiempo.

- Mira, solo di lo que quieras o te cuelgo, tengo más cosas que hacer. - Hablé sin paciencia el calor ya me estresaba de nuevo y el aire acondicionado no parecía funcionar.

- Tranquila amiga. Solo quería preguntar si podría ir allí el fin de semana con una chica que conocí. Ya sabes el fin de semana en la piscina. - dijo un poco temerosa.

- Yuki sabes que no me gusta eso. - dije secamente. No es que no me gustara, era solo que estaba muy estresada y no quería ser grosera con nadie más. A pesar de parecer alguien aburrida y sin corazón, me siento mal cada vez que soy ignorante con alguien.

- Entonces, ¿¡por qué tienes una piscina!? - gritó al otro lado de la línea. - No seas aburrida. Pareces una vieja cascarrabias. Escupió haciéndome tomar una respiración profunda. Ella tenía razón. Necesitaba relajarme un poco y hacía tiempo que no usaba mi piscina, a mis bebés les encantaría volver a jugar en ella.

- DE ACUERDO. pero si no me gusta, ya lo sabes. - Estaba bromeando. Pero la verdad es que, si Yuki y yo no aprobáramos a nuestras parejas, nos separaríamos de inmediato. Esta idea comenzó después de mi casi matrimonio, Yuki siempre me advertía que el engaño de mi ex prometida era un cazafortunas, pero yo estaba demasiada enamorada para verlo y casi pierdo su amistad.

- La amarás. - habló con convicción.

- Eso espero. - dije levantándome y dirigiéndome hacia la ventana para ver si la señorita Sarocha aún estaba por ahí, pero ya se había ido.

- Besos, bebec. - dijo bromeando.

- Besos. - Dije y colgué.

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Decidí dejar los papeles para más tarde e ir a darme una ducha y relajarme. Guardé todo y salí de mi habitación, cerrándola con llave. Me dirigía a mi habitación cuando encontré a Freen en el pasillo todo mojada y despeinada, parecía que había salido de una guerra, tenía las cejas fruncidas, una cara de enojo y hacía un puchero muy lindo. Cogí la risa. Pero cuando me vio pareció congelarse y su mirada se posó en mis pechos y mi vientre. Maldita sea, había olvidado subirme la cremallera de la blusa. Empecé a cerrarlo mientras Freen me miraba avergonzada y roja.

- ¿Que le pasó? - pregunté sabiendo ya todo. Mis bebés habían terminado con ella.

- Tus hijos, son... - comenzó a hablar con tono de llanto.

- Mira lo que vas a decir de ellos. - dije acercándome a la asiática que parecía ponerse tensa. me encantaba Sé el poder que tengo sobre las personas.

- Son un poco quisquillosos. - dijo bajando la cabeza y mirándose los pies.

- Hm, te acostumbras. - dije mirándola con la cabeza agachada y notando que su dedo tenía una tirita.

- Tal vez. murmuró suavemente.

- ¿Qué le pasó a tu dedo? Pregunté llamando su atención.

- Bonbon me mordió cuando traté de lavarlo con champú. - dijo con una sonrisa cansada.

- Lo siento, no pensé que haría eso. - dije avergonzada y preocupada. Realmente no pensé que mi pequeño coño la mordería. Estaba completamente indefenso.

- Todo bien. Suspiró, acomodando un mechón de cabello mojado detrás de su oreja. Linda.

- DE ACUERDO. - murmuré.

- Voy a darme una ducha y cambiarme y luego bajo. - dijo pasando junto a mí y yendo directo a su habitación.

- No necesita. - me dije a mi misma quien volteo hacia mi sorprendida.

- ¿No? preguntó con incredulidad.

- No, hoy quiero quedarme un poco con ellos. Puedes descansar un poco. - Dije y ella continuó con el ceño fruncido.

- ¿Enserio? preguntó con incredulidad. Terminé dejando que una sonrisa estampara mi rostro y ella se sonrojó en ese momento.

- Sí. No soy tan mala, señorita Sarocha. - Sonreí y me guiñé un ojo a mí misma que se sonrojó aún más. Parecía tener un efecto sobre ella y lo estaba disfrutando.

- Gracias. - Dijo avergonzada con las manos a la espalda.

- De nada. - sonrisa.

Nos miramos unos segundos y luego ella dijo que se iba a duchar y casi corrió a su habitación. Sonreí aún más ante la escena e hice lo mismo.

NIÑERA POR UN MES (FREENBECKY)Where stories live. Discover now