No era la chica de su anterior vida, pero lo era.

Era Kaneko Elise, pero no lo era.

Ella era ambas y a la vez no.

Ella era ella y punto final.

Entonces, abrazó esta nueva vida y la oportunidad de hacerse amiga de alguien como Shisui, lo que la llevó incluso a conocer a un pequeño y adorable Itachi pequeñito.

Desde que esa revelación la golpeó, dejó de fingir ser una niña mimada y "amar" a su nueva familia a ser esa niña mimada y dulce que realmente amaba a su familia.

Su vida fue mucho más feliz después de eso.

Mirando la torre Hokage, Elise se preguntó distraídamente si alguna vez vería personalmente al guapo relámpago amarillo, el cuarto Hokage de la aldea de la hoja y el padre de Naruto. Minato era todo un bombón, al menos en las pantallas de su anterior vida, ¿Lo seguiría siendo en esta vida o no? Tal vez sí, tal vez no, solo el tiempo y la suerte lo diría alguna vez.

Minato se pasó las manos por su cabello con frustración e impotencia, las esquinas de sus ojos ardían ligeramente y sus dientes estaban apretados con fuerza mientras miraba los papeles esparcidos por todo su escritorio.

«¿Por qué, Obito? ¿Por qué?» pensó con angustia mirando los complejos sellos que estaban grabados en las hojas de papel.

Ya habían pasado meses desde el ataque del Kyubi, casi un año ya. Casi un año desde que capturó, con ayuda de Fugaku, a su ex alumno que creía que estaba muerto después de la misión del puente Kannabi.

Minato quería creer, de todo corazón, que las acciones de Obito eran todas por culpa del complejo sello maldito que se encontraba en su corazón. Quería autoconvencerse a sí mismo que el cerebro de su alegre y carismático alumno no había sido completamente lavado y envenenado por el maldito bastardo de Uchiha Madara para convertirse en una sombra de lo que alguna vez fue su Obito.

Que todo esto se habría resulto si hubiera buscado con más intensidad.

Que esto no habría sucedido si fuese más rápido...

Más fuerte.

Más hábil.

El cuarto Hokage sentía una inmensa culpa y responsabilidad por el causante de todo este ataque a Konoha y, sabía que si no hubiera manejando estrictamente la investigación, lo más probable es que todos supieran quien era el atacante en vez de pensar que Fugaku y él "lo habían asesinado."

Fugaku fue, sorprendentemente, muy comprensivo con la situación y él mismo miraba al niño Uchiha con una culpa bastante profunda en sus ojos oscuros.

Sinceramente, Minato estaba tentando a pedirle a Shisui que utilizara el Kotoamatsukami en Obito y traer de vuelta su estudiante, pero sabía que mientras existiera esa maldita Etiqueta de Maldición Individual Prohibida, Obito no estaría a salvo de los planes de Madara puesto que el sello en su corazón lo convertiría en un títere del hombre, lo quiera Obito o no.

Claro, Madara estaba muerto, pero con lo escurridizo que había resultado ser el hombre como para incluso escapar de una muerte segura al pelear contra el mismísimo Dios Shinobi, Hashirama Senju, no le sorprendería que uno de estos Zetsus lo reviviera de alguna manera mística y volviera solo para joder aún más el mundo.

Realmente la aldea estaba en deuda con el clan Yamanaka, si no fuera por sus paseos mentales, no podrían haber sabido toda la mierda por la que pasó Obito y por la que pasaría siendo una marioneta de ese hombre.

Y también se enteraron de los esqueletos que ocultaba Danzo.

Ese maldito hombre...

A estas alturas, a Minato no le sorprendería que él fuera quien instigó la tercera guerra mundial shinobi y, por sobre todo, que fuera quien difundió los hechos sobre el fracaso de la misión del padre de Kakashi, tirando a Hatake Sakumo debajo del puente para encubrir que fue él el verdadero detonante de la tercera guerra mundial shinobi. Utilizando a alguien extremamente leal y habilidoso como Sakumo para expiar sus pecados, tachándolo como una deshonra de shinobi y luego culparlo por la tercera guerra mundial shinobi... lo cual sonaba como algo que haría Shimura Danzo.

También sospechaba que si él hubiera muerto en el ataque del Kyubi como estaba previsto, lo más probable es que fuera Danzo quien difundiría la noticia de que Naruto es el Jinchuriki del Kyubi para desviar la atención civil sobre el caos de los altos mandos por su muerte y el descontento de que Hiruzen Sarutobi retomara el sombrero debido a como actuó con Iwagakure al no pedirles nada a cambio del armisticio de paz.

La tercera guerra mundial shinobi fue beneficiosa para Konoha, pero Sarutobi no tomó y reclamó los derechos de su "victoria" y por ello renunció al puesto de Hokage y él, Namikaze Minato, siendo tan joven y sin oponentes políticos, pudo tomar el puesto de cuarto Hokage sin problemas.

No tenía contrincantes porque curiosamente o estaban muertos o habían sido expulsados de la aldea.

Hatake Sakumo, quien cometió sepukku para restaurar su honor y el de su clan, Kato Dan, quien murió en una misión durante la tercera guerra mundial Shinobi y Orochimaru, quien desertó luego de ser atrapado realizando experimentos en humanos.

Claro, eso dejaba a él y a Danzo como fuertes competidores por el sombrero de kage, por lo que obviamente lo eligieron a él por su creciente fuerza, habilidad y destreza, por sus logros en el campo de batalla, su famoso apodo, la popularidad entre el pueblo y porque era más joven

Entre alguien aun no llega al punto máximo de su vida y quien ya lo pasó y solo le queda ir decayendo en fuerza... es obvio que elegirían a un líder que pueda mejorar aún más en vez de debilitarse con el tiempo.

Caminando hacia la celda en donde Obito estaba encadenado con supresores de chakra y sus ojos estaban vendados con una tela que tenía sellos específicos para bloquear técnicas oculares, Minato se detuvo frente al cristal que le mostraba la condición de su ex alumno.

Solo tenía 14 años.

Y con esa tierna edad, con solo un año más de lo que se espera que se gradúen de la academia ninja, Obito había causado el caos en la aldea y habría logrado desatar una masacre si no fuera porque él vio de antemano lo que podría haber sucedido sin la decisión de Uchiha Shisui de confiar en él y mostrarle el caótico futuro que les deparaba.

Minato estaba agradecido con Shisui, para bien o para mal, su alumno, Obito, había vuelto a Konoha luego de un camino largo en el que se extravió por la vida.

Entonces, ahora era el turno de hacer su papel, de hacer girar las ruedas del mundo y cambiar todo lo que pudo haber sido y ya no será, al menos no de la misma manera.

Se desharían de esos desagradables Zetsus, sellarían esa estatua demoniaca que mantuvo vivo a Madara y con el que planean unir a las nueve bestias con colas, intentarían arreglar y reparar los daños causados a Akatsuki por parte de Danzo y Obito, llevarían la paz a otras aldeas y...

Y Minato estaba dudando en si ayudar o no en el golpe de estado de Kirigakure.

Por un lado, Yagura, el Yondaime Mizukage fue controlado por Madara -al igual que posiblemente el Sandaime Mizukage-, lo que causó directamente la muerte de Rin y el trauma de Kakashi, pero por otro lado son los que causaron la muerte de su estudiante, controlado o no, Minato no podía perdonar la muerte de quien se convirtió en casi una hija para él, a pesar del poco tiempo en el que se relacionaron.

Kirigakure es el responsable y a la vez no es el responsable.

Y si admitiera al mundo que Uchiha Madara escapó de la muerte luego de haber combatido contra el primer Hokage... no sabe que clase de caos podría generar en esta frágil y tentativa estabilidad.

Pero si de algo estaba seguro, es que culparían a Konoha y lo intentaría obligar a responsabilizarse de cualquier cosa, incluso si no está relacionado con Madara o si son cosas ridículas.

Como líder, Minato no podía dejar que eso sucediera.

So Mine [Yandere! Uchiha Shisui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora