Preguntas sin respuesta.

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Krisia

―Eres la mujer más hermosa de este mundo, ¿Lo sabes verdad?

Fernando susurraba con lujuria, esas seductoras palabras mientras recorría con los labios mi espalda desnuda.

Me apoyé de los codos y levante mi rostro en busca de sus labios, él entendió de inmediato mis intenciones y se acercó para darme un suave beso.

―Eso lo dices tú―le respondí con una sonrisita burlona, colocandome de nuevo boca a bajo.―Eres la única persona que me mira de esa manera.

El prosiguió su camino de besos y yo me retorcia con deseo en la cama.

―No, no sólo lo digo yo― refutó de inmediato―hay muchos lobos esperando que yo cometa el mínimo error para poder vernir tras mi presa, pero se van a quedar con las ganas, por que tú eres solamente mía.

Sus palabras resonaron fuertes y claras, lo que provocó que se me estrujara el corazón.
Sus manos, recorrían mis piernas desnudas con suavidad y mis pequeños dedos se aferraban a las sábanas intentando controlar el deseo que sentía por mi esposo.

Fernando depositaba besos tiernos en mi espalda y sus grandes dedos se deslizaban poco a poco acariciando la parte interior de mis muslos y trepando hacia mis glúteos.

Estaba jadeando de deseo, él me tenía como quería y yo estaba dispuesta a complacerlo.

Si de algo estaba completamente segura, era de que Fernando era al único hombre que le permitiria conocerme de esta forma.

―Esta es la mejor imagen que tengo de ti― dijo colocándose encima de mi, besandome el lóbulo de la oreja y pegando su cuerpo al mio―No cambiaría por nada este momento Krisia. Tú, nuestra cama, tu cabello castaño extendido por todo el colchón, tus piernas abiertas enredadas en mis sábanas, tu bella piel canela en contraste con la mía, tu exquisito aroma. Dios, realmente adoro este momento.

Fernando suspiró junto a mi cabello y después me giró bruscamente para quedar de cara a él.

Me besó los ojos, las mejillas, la punta de la nariz y después la frente; amaba que Fernando hiciera eso, sus besos en la frente eran exclusivamente míos (y de Cinthia de ves en cuando).

Recorrió con besos suaves mi cuello y sus manos jugaban con mi vientre desnudo, moviéndose hacia mis pechos.

Cerré los ojos colocando mis manos en sus hombros y descendiendo por sus prominente espalda.
Mis piernas estaban abiertas para él, entretanto, Fernando meneaba sus caderas con movimientos rítmicos, provocando que mi respiración se agitara ante cada contacto con su piel.

Comenzé a mordisquear su cuello y fer se estremeció ansioso por mitigar nuestro deseo, pero yo continué bajando por su pecho, quedandome colgada ahí por unos segundos, sintiendo el aroma de mi hombre.

Inhalar su delicioso perfume era uno de mis vicios más placenteros.

Era tan perfecto este momento que no nos dimos cuenta de que su móvil no dejaba de vibrar hasta que se cayó de la mesita de noche.

―Fer― le dije entre gemidos―Fernando, tu celular se acaba de caer al suelo, me parece que te están llamando.

―No es nadie importante Kris, ignoralo y continuemos―Fernando pasaba su lengua de manera seductora por mi abdomen, ignorando sus celular― No le des importancia bonita, deben ser los chicos del colegio. De todas formas si es algo urgente, volverán a llamar.

Asentí haciendo mi mayor esfuerzo por no prestarle atención, pero su celular simplemente no dejaba de vibrar.

―Fernando responde puede ser una emergencia.

A destiempo...Where stories live. Discover now