La boda.

1.7K 53 14
                                    

Eran las 10:00 de la mañana y él ya estaba de pésimo humor.

Resoplé, ya me había acostumbrado a sus cambios repentinos de carácter.

De momentos estaba todo besos y al siguiente rato era un ogro.

Pero esa parte de él sólo yo la conocía, nadie más, ni siquiera sus padres que eran las personas en las que más "confiaba" después de mi, según él.

Para ellos él era el hijo bueno que tuvo la mala fortuna de embarazar a una niña caprichosa y exigente.

― Tu ropa está en closet ― le grité. ―Date prisa, si quieres que te la planche, que no tienes a tu muchacha del servicio a tu disposición.

― Tú y tu maldito sarcasmo ― me contestó. ― Hoy es un día importante, se casa mi mejor amigo y tú aquí muy campante viendo tus caricaturas chinas.

Eso me enojó.

―¡En primera, inculto, no son caricaturas chinas, se llaman ANIMES y son de Japón! ― le respondí furiosa, ¿Cómo se atrevía a llamarlo de esa manera? ― Y en segunda, si no me apuraba, es por que tengo a una personita, a la cual dedicarme antes de mi, entendido? Tú solamente vienes a regañar y no te das cuenta de nada.

Es que no se fijaba en lo bella que estaba mi pequeña hija, en lo hermoso que le quedaba su vestido rosa y su peinado.

Pequeños detalles que él notó, hasta que yo se los mencioné.

―Mi hija es una belleza como siempre.― Dijo él, orgulloso, al ver a la pequeña Cinthia sentada en una silla viendo Inuyasha, un anime que nos gustaba a ambas.

Miré mi vestido con enojo; ¡era horrible! No sólo el color era feo, también super incómodo. Pero ¿Qué más le podía perdir? Era un regalo de Fernando.

Después de ducharme y batallar con mi horrendo vestido, decidí peinarme; otra pelea perdida.

Me hize unas pequeñas ondas con la tenaza y una trenza, no era la gran cosa pero al menos estaba un poco decente.

Me maquillé, algo que me gustaba mucho y no era por que lo necesitara, si no que quería estar lo más presentable posible, eran pocas la veces que Fernando y yo salíamos a fiestas y quería verme bonita.

Horas después de la pequeña discusión que tuvimos en la mañana, estábamos de camino en el auto de mi tío rumbo la hacienda donde se efecturia la boda.

No era que a mi me emocionara mucho la idea; para nada, de hecho yo apenas y cruzaba palabra con los novios.

Cuando nos tocaba cruzarnos o encontarnos en algún sitio, solamente nos saludabamos con un ligero asentimiento de cabeza y ya.

Sin embargo para Fernando ambos eran importantes.

Se conocían bien, ya que fueron compañeros de trabajo y Diego el ahora feliz novio, era su mejor amigo.

Así que aunque yo no quisiera, tenía la obligación de acompañarlo.

-Total.- Me dije a mi misma. ¿Qué más puede pasar?.

Llegamos a la majestuosa hacienda, y oh por dios, ¡estaba preciosa!.

Habían convertido todo el jardín delantero en una recepción hermosa, guirnaldas con flores adornaban todo el lugar y el moviliario que habían contratando encajaba perfecto con todo.

Estaba simplemente hermoso, se estaban luciendo sin lugar a dudas.

― Te vengo a buscar Kris, apenas me avises ― dijo mi tío.

A destiempo...Where stories live. Discover now