Mirando al niño, adolescente, frente a él, Minato se sentía complicado.

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Minato.

Shisui claramente dudaba mucho de su camino ahora que Konoha lo había traicionado, no le sorprendería que volteara sus armas hacia la aldea cuando ellos eran los que lo habían traicionado primero.

Shisui entendió el significado detrás de las palabras y frunció su boca.

—Seguiré siendo Shinobi de Konoha —declaró firmemente—. Pero esta vez, le daré prioridad a la persona que amo. Ya di todo por el pueblo una vez, lo mínimo que merece ella es que le de todo de mi luego de haberla abandonado tan cruelmente y sin explicación alguna.

—Comprendo —asintió Minato mirando al chico.

—No odio a Konoha —declaró Shisui firmemente—. En todo caso, debería de Odiar a Danzo, sé de primera mano que ese hombre es peligroso y no me sorprendería que intentara asesinar al tercero en un futuro después de mi muerte —Shisui se encogió de hombros—. Más que nada, estoy molesto conmigo mismo por ser tan ingenuo con una persona tan traicionera. No puedo decir que amo con la misma intensidad a Konoha después de lo que sucedió, pero tampoco puedo culparlos por ello.

—Me alivia escuchar que no odias a Konoha —aceptó el rubio con una pequeña sonrisa—. Nadie te puede pedir que ames a Konoha después de lo que te pasó, pero con que no lo odies estoy satisfecho.

—Es el lugar en donde nací, me crie y conocí al amor de mi vida, por ello es que lo voy a proteger, pero ahora mi prioridad no será el pueblo, sino mi mujer —habló firmemente el azabache cruzándose de brazos.

Los labios de Minato temblaban con la amenaza de una sonrisa por el lindo puchero que estaba haciendo Shisui, muy shinobi y todo, pero su cuerpo actual era el de un niño y su voz chillona, junto con su rostro medio afeminado solo le daban la apariencia de un niño mimado haciendo un puchero.

—Entiendo, solo que ahora tendrás que empezar a conquistarla de nuevo —recordó Minato y vio como Shisui se congelaba y sus ojos de ponían blancos.

Oh...

—La conociste cuando tenías once en una misión de escolta, faltan cuatro años para que la conozcas oficialmente —continuó el rubio divertido mirando como el pequeño azabache se ponía a sudar.

—¡Pero no quiero esperar tanto! —exclamó el Uchiha y Minato soltó una pequeña risita.

Haciendo planes en su cabeza, Shisui empezó a murmurar por lo bajo hasta que finalmente asintió para si mismo y levantó su rostro con una mirada de determinación.

—Muchas gracias por escuchar mi petición y cumplirla —habló seriamente Shisui mientras hacia una reverencia.

—No, gracias a ti por mostrarme lo que podría suceder —Minato miró fijamente hacia la nada con el ceño ligeramente fruncido, luego miró a Shisui—. Me aseguraré de que eso no vuelva a suceder, pero si ocurre, será menos catastrófico que antes. Tu clan no volverá a ser excluido nuevamente.

—Muchas gracias, Yondaime-sama —Shisui miró fijamente el suelo aun inclinado con una expresión casi adolorida. No sabía qué esperar del futuro, pero sabía que el rubio no lo tomaría dentro de los planes de lo que sea que fuera a hacer, pero al menos tenía su palabra.

—No hay nada que agradecer, aun no he hecho nada —Minato hizo que el niño se levantase de su reverencia y luego lo palmeó ligeramente despidiéndose del Uchiha.

La expresión amable del rubio cayó apenas se cerró la puerta y su expresión se volvió feroz.

Naruto... —murmuró con el ceño fruncido Minato y apretando los puños.

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