008 - We Were Never Welcome Here

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Al llegar finalmente al campamento, en el pantano, Lindsay aparcó el auto fuera de la barrera sin esperar encontrarse con las diez linternas que nos rodearon e iluminaron. Tan brillantes y cegadoras como el amanecer repentino que comenzaba a asomarse por encima de nosotros.

Mi siguiente accionar fue salir del vehículo, bajar a Tory y encontrar la voz que pronunciaba mi nombre una y otra vez.

Una vez lo hice unos brazos me rodearon y el aroma familiar a pólvora y moras, que mi padre solía consumir cada noche, lograron desmoronarme.

— Papá,... papá, lo siento,... lo siento.— Comencé a sollozar sobre su hombro.

— Está bien, pequeña pearl,... está bien. Estoy aquí. Papá está aquí— Él intentó consolarme como si aún tuviera ocho años y las pesadillas sobre quedar encerrada en un armario congelado no me dejaban dormir por las noches—. ¿Lo hiciste?.— Me preguntó al mirarme fijamente.

Un nudo en mi garganta me limitó a formar una simple oración y responder, pero para mí suerte él me conocía a la perfección y descifró la respuesta en mi mirada.

— Está bien, cariño. No tienes porqué presionarte— Expresó antes depositar un cálido beso sobre mi sien y extender sus brazos para que Riley y Tory se unieran a nosotros—. Oh gracias a Dios que están bien— agregó, deshaciendo el abrazo al oír un pequeño chillido entre los cuatro—. ¿Qué...?, ¿Qué es eso?.— Indagó, observando con intriga el bolso que la más pequeña traía sobre su pecho.

— Oh, ella es Apocalipsis, Apocalipsis Newton.— Tory presentó, enseñando a la diminuta cachorra de pelaje oscuro.

Papá contuvo una expresión divertida y asintió, sabiendo que lo mejor era que su sobrina conservara el animal.

— Bueno..., pues en ése caso,... bienvenida a la familia, Lipsis.

El rostro de Tory se iluminó ante la aceptación y el apodo nuevo que su mascota recibiría de ahora en adelante.

Una corriente de aire nos estremeció junto a los demás, por lo que mi padre nos comenzó a encaminar hacia la entrada del campamento, pero al llegar, la figura robusta del Señor Emerson nos impidió el paso.

— Lo lamento, Damon, pero hemos tomado una decisión.— Admitió con los brazos cruzados sobre su enorme barriga.

Yo no pude evitar dedicarle una mirada llena de confusión, la misma que mi padre parecía ofrecerle detrás de nosotras.

— ¿De qué estás hablando?.

— De la realidad, Newton— Silas Pearce respondió, portando entre sus manos el arma de corto alcance que poseía—. Todo tiene su límite y consecuencia. Y el de ustedes fue este— continuó alzando su filosa mandíbula hacia lo alto de manera autoritaria—. Estamos hartos de que tus niñas siempre pongan en peligro a nuestras familias y a nosotros.

Papá cambió su ceño fruncido por una expresión de repulsión.

— ¿Pero qué clase de estupideces dices?— él titubeó indignado—. ¿En serio estás considerando un peligro esto y no aquello?.— Aludió con rabia, señalando el extremo contrario de la calle.

— Nadie está diciendo eso— el nieto de los Emerson corrigió con voz sensata—. Pero tienes que admitir que robarse los suministros, deambular por el campamento a la medianoche y salir al exterior con nuestros vehículos no son comportamientos agradables para la convivencia.

Papá se llevó la mano a su barbilla con vello reciente antes de responder—: Lo sé, lo sé. Y entiendo el enfado, pero por el amor de Dios ¡Son niñas!.

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⏰ Last updated: May 05 ⏰

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