001 - This Is It The Apocalypse

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Muy bien, para comenzar y entendernos mejor, es la mañana del 16 de Marzo del 2020 y sólo faltan cinco minutos para que baje y escuche sobre el "Virus Caníbal" por primera vez.

La verdad es que podría haberme tardado menos tiempo, pero el interés me ganó por goleada y terminé tomando mi móvil para teclear con rapidez aquél mensaje que jamás sería respondido:

Hey!. Mira, sé que no vas a responder esto y mucho menos vas a leerlo, pero de verdad me gustaría saber cómo estás y cómo va todo???

Exhalé nerviosa luego de enviarlo y abandoné el teléfono de inmediato en el bolsillo trasero de mis jeans.

¿Qué?. ¿Quieren saber qué tiene que ver ese mensaje con todo?.

¡Oh vamos!, no pueden ser tan chismosos. La historia no está enfocada en mi vida amorosa, así que si esperan eso luego les paso el número de mi amiga para que les cuente. Mierda. Esa chica sí que sobrepasaba cualquier nivel de chismerio.

En fin, continuando con lo del Apocalipsis Caníbal. Eran casi las nueve y treinta, lo cuál significaba que debía irme al trabajo. Tomé mi mochila y observé una última vez el retrato de mi hermano conmigo enmarcado sobre la mesita de luz antes de bajar por las escaleras hasta la cocina. Allí mi padre ya se encontraba bebiendo su típico café negro de todas las mañanas antes de irse al centro Comercial, dónde solía trabajar como guardia de seguridad durante el turno diurno.

El hombre de cabello castaño rojizo me dedicó, como siempre, un...— Buenos días, Pequeña Pearl.— El cuál devolví animada segundos antes de que la noticia que la CNN transmitía llegara de manera inmediata a mis oídos.

La televisión de la sala estaba encendida y mi padre permanecía tan inmerso en ella como yo cuando me acerqué para escuchar.

— ¿Entonces es oficial, Will?.— Le preguntó la periodista de vestido coral al hombre de traje sentado a su lado.

— Es oficial, Rachel. Un nuevo virus mortal se está esparciendo por China de manera acelerada dejando a cientos de adultos mayores muertos a sólo veinticuatro horas de su primer caso.

— Una noticia lamentable.— Comentó la mujer.

— Así es.

Mi padre se giró indignado hacia mí antes de dedicarme una mirada confundida desde su lugar en el taburete de la barra.

— ¿Qué no tenías que irte?.

Miré hacia el reloj y no sólo estaba en lo correcto, si no que me di cuenta que también estaba llegando tarde.

Me despedí de él con un veloz beso en la mejilla y busqué mi bicicleta en el garaje para dirigirme hacia la cafetería en la que trabajaba.

Sí, lo sé...— ¡¿Vives en Los Ángeles y trabajas en una Cafetería?!—. Pues sí, qué esperaban, mis ahorros nunca fueron suficientes para mudarme sola y el hecho de haber abandonado el fútbol a los dieciséis años me hizo perder, posiblemente, la única oportunidad que tenía de entrar a una buena Universidad. Qué les digo, no suelo tomar buenas decisiones en mi vida.

Llegué justo a tiempo. Para cuando entré me coloqué de inmediato el uniforme y me reuní en el mostrador con Lindsay, la encantadora chismosa de la que les hablé antes.

— Ugh, ¿Puedes creer que el tarado que empezó todo este virus se contagió por haber bebido la sangre de un brujo barato y la de un murciélago durante un ritual?.

Sonreí divertida al oír su peculiar chisme.

— ¿Y tú de dónde sacaste eso?.— le pregunté.

— Hay un hilo en Twitter. Espera que te lo envio.

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