Prólogo

207 6 1
                                    

¿Qué pensarían si vieran a tres chicas en un Supermercado con un cachorro, una dentro del carrito de compras con el animal, otra colgada de la parte delantera y la última empujándolas a toda velocidad por el pasillo de limpieza?.

— Oh, sólo son niñas divirtiéndose— dirían, ¿Verdad?.

Claro que yo también pensaría lo mismo si no estuviera corriendo aterrada de la horda de Brutus que nos perseguían por detrás nuestro.

— ¡Más rápido, Maisie!— Tory, mi primita de diez años, me insistía horrorizada desde el carrito.

No respondí, las palabras dentro de mi boca permanecieron ahí. Estaba desesperada, ya no sabía para dónde mirar y dirigirme. Los infectados aparecían por todos lados. Unos sobre las cintas transportadoras, otros escalando las estanterías y luego estaban los que se colgaban de las luces en busca de una mejor forma para atacarnos.

Giré hacia los lácteos, pero de todas formas era imposible deshacerse de todos ellos. Eran rápidos, algo torpes, pero rápidos.

Ésa era nuestra desventaja. Ellos no se parecían en nada a los Caminantes vivientes idealizados, tal vez en el olor nauseabundo, el apetito insaciable y en la poca coordinación de neuronas, pero en nada más.

El virus no los había matado, tal vez a unos cuantos sí, pero los que lograron sobrevivir se volvieron hambrientos y no, no hablo de un hambre sano, si no de uno extremo, uno caníbal.

Vi una bola de béisbol volar cerca de mi hombro al observar la horda. Sabía perfectamente que había sido Riley, mi prima de dieciséis años. No la culpaba, ella intentaba ayudar, pero ésa no era la manera.

Volví mis ojos hacia el frente, mientras mis piernas se agotaban cada vez más. La Newton adolescente me miró con temor desde adelante creyendo que todo se había acabado, pero yo no tenía pensado rendirme.

Seguí hasta la bodega de la tienda, dónde exhalé al ver cómo la cortina de metal se levantaba y la voz de Sloane exclamando mi nombre llegaba a mis oídos.

— ¡Maisie, por aquí!.

Su mirada dorada encendió una llamarada de esperanza en mi pecho y corrí hacia la salida, empujando el carrito con Tory, el cachorro y Riley aún dentro y sujetos a él.

A metros pude observar que Lindsay la acompañaba.

Detrás de mí podía oír gruñidos y estanterías cayendo con fuerza al suelo. Una lata de atún golpeó mi talón al correr. Claro que si mi vida no dependiera de llegar viva a la salida, la hubiera recogido tranquilamente para mi padre.

Sentí una mano queriendo tomar mi pierna y resbalarse en el intento, dando por hecho de que debía acelerar. Lo hice y entonces llegué.

La oscuridad se sembró y escuché la cortina cerrarse detrás de mí.

Estábamos vivas. Y listas para regresar al campamento.

— Pero–

Ya lo sé, ya lo sé. Quieren la historia completa, pero para éso debemos ubicarnos tres meses atrás. Sí, a aquél día cuando el virus llegó al mundo y todo se fue al mismísimo infiernalismo.

¿Entienden?, Infierno + Canibalismo.

*Ruidito de Grillo*

*Muere ignorada*

Oh, mejor olvidenlo. Continuemos con esto.

— ¡Raúl, corre cinta!.

🎞 10 🎞•🎞 9 🎞•🎞 8 🎞•🎞 7 🎞•🎞 6 🎞•

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

🎞 10 🎞

🎞 9 🎞

🎞 8 🎞

🎞 7 🎞

🎞 6 🎞

🎞 10 🎞•🎞 9 🎞•🎞 8 🎞•🎞 7 🎞•🎞 6 🎞•

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
NEW T̶O̶W̶N̶ WORLDWhere stories live. Discover now