— ¿Así que Chris me ha estado llamando? — arqueo mi ceja.

— Es un maldito confianzudo, no te quería soltar y si no interrumpía no te iba a dejar ir— caminamos hasta mi oficina— Sabes cómo son él y toda su familia de intensos muñeca.

— Lo sé

— Trata de no quedarte sola con él, si te molesta me dices y yo lo arreglo.

— No creo que sea necesario viejito enojón, yo me se defender sola, pero gracias por siempre estar para rescatarme— le beso su mejilla.

No sé qué sería de mi vida sin él.

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Pov: Christopher

Son las 3 de la tarde, acabamos de llegar al centro comercial, Sara va a salir con Alex a cenar y vino a comprar un vestido.

Llevamos dos tiendas y solo ha comprado cosas para mí, para Emiliano y para Atenea.

Vamos hacia el elevador para subir al segundo piso pero Emiliano se distrae con unos toboganes y una alberca de pelotas.

— Buelita ¿podemosh il? — la mira con ojos suplicantes.

— No, tu abuela está buscando un vestido y después no vamos.

No dice más, sus ojos se ponen llorosos pero continúa caminando, cuando hace eso y no insiste me hace sentir miserable.

Trato de tomar su mano pero no me deja, y eso me recuerda Atenea. Vuelvo a intentar pero se resiste, así que tomándolo desprevenido lo cargo sosteniéndose con mi brazo derecho, contrario a lo que creía no se queja, no se enoja, ni reniega solo me abraza del cuello y empieza a llorar silenciosamente.

— Cielo, es un niño por lógica va a quiere jugar, no seas muy duro con él y llévalo a los juegos. Tú eras igual cuando tenías su edad.

— Vamos por él vestido de tu abuela y después a los juegos— le hablo a mi hijo pero no se mueve solo se aferra a mi cuello.

— Vayan a los juegos, voy a comprarle unas cosas a tu papá también y me voy a tardar, yo los busco aquí.

Asiento y una gran parte de mi busca compensarlo, más aún con el hecho de que en un rato tendré que inyectarlo, quiero que llore lo menos posible.

Pago y muevo a Emiliano para que se separe un poco.

— Ve a jugar yo te veo desde aquí.

— Quielo a Atty.

— Ve a jugar.

— ¿Atty no ha llamadlo pala velme?

— Llamo hace rato pero estabas dormido— sus ojos se vuelen a humedecer y me sorprende el poder que tiene esa mujer en mi hijo.

— Cuando salgamos de aquí la iremos a buscarla, ve a jugar antes de que regrese tu abuela.

Se va feliz a los toboganes donde se pasa al menos unos 15 minutos y otros 15 en los columpios hasta que regresa Sara.

— Ya terminé cariño, ¿comemos aquí o vamos a la casa?

— Aquí.

— Voy por el niño y vamos— Emiliano regresa con una cara pensativa.

Llegamos a uno de los múltiples restaurantes de Sara.

– Amor pidan de comer yo voy rápido por unas cosas que necesito.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora