CAPITULO XI

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Zara abrió la puerta y allí se encontraba un agitado Rhydian. No entendía porque parecía tan sin aliento cuando correr para los wolfbloods es de lo más natural. Poco sabía ella que el rubio estaba con el corazón así de acelerado porque no sabía si ella se encontraba bien.

Cuando salió corriendo del salón, le costó tres intentos para encontrar el salón donde ella se encontraba. Ella no lo vio a él pero Rhydian la vio a través de las ventanas que tenía el salón. Intentó entrar y les insistió a los profesores que debía verla. Que podía ayudarla. Pero los profesores no dieron el brazo a torcer y lo enviaron de regreso a su salón. Desde entonces solo podía pensar en lo asustada que parecía Zara y como él no pudo hacer algo para hacerla sentir mejor.

Sin embargo, ahora allí se encontraba: pelo mojado, remera enorme negra, algo desgastada (parecía ser de alguien mayor a ella), encima una campera gris y un pantalón suelto también gris, sus pies estaban dentro de unas medias con símbolos de Harry Potter, usando unas ojotas viejas.

Rhydian se la quedó admirando un rato. Era la definición misma de hogareña y calidez, incluso cuando no usaba colores cálidos.

Las mejillas de la chica comenzaron a tornarse un color carmesí y su mirada estaba puesta en una de las columnas del porche, Rhydian sonrió. Estaba adorable.

-Si quieres le pido a Dean que me saque una foto y te quedas mirando eso- Rhydian rió y negó.

Otra vez el silencio.

-Te fui a buscar- soltó de golpe, los ojos de ella se clavaron en los de él.- Cuando escuché lo que te estaba pasando te fui a buscar, quise ayudarte, no me dejaron pero quise acompañarte. Quiero acompañarte-

Zara por fin pudo respirar, una parte de sus dudas se había aclarado. Rhydian no quería alejarla, quería tenerla cerca a pesar del ataque.

-Rhydian tengo que decirte esto ahora-dijo ella seria, él la observa expectante- Te ofrezco una salida ahora. Ya viste lo que me pasó en la escuela y eso es solo la punta del iceberg- Zara río mientras escondía su cara entre sus manos- Créeme no soy alguien fácil de tener cerca-

-No quiero la salida- respondió él. Ella lo escuchó pero pensó que tenía que seguir aclarando.

-Soy inestable- Rhydian camino un paso más cerca de ella.

-No quiero la salida-

-Y alejo a la gente-

-No quiero la salida- otro paso más.

-Y practicamente soy un desastre andante que..-

-Zara- la interrumpió él mientras le tomaba el rostro con sus manos- No quiero..-

-Tienes que saber todo esto antes de contestar. Así no me puedo culpar de no haberte avisado, de haberte advertido. Soy una bomba andante, un reloj roto que no sabe si tiene arreglo. Te estoy dando una salida porque no se que haré si te vas cuando ya esté involucrada emocionalmente-

Rhydian miró los ojos azules de ella e hizo lo que habían prometido no hacer: respetar la distancia. Zara ya no quería no poder tocarlo, abrazarlo. Era con el único, además de Carmen, que podía sentir un contacto físico. Lo necesitaba.

El rubio pasó sus brazos por los hombros de ella y la acercó a él. Al ser solo un poco más alto que ella, Zara pudo esconder su rostro a la perfección en esa unión de hombro y cuello mientras dejaba que sus brazos envolvieran el cuerpo del chico.

-No quiero una salida- murmuró él contra el cabello de ella, dejándole un beso en este.

Pasaron un rato así, manteniendo un perfecto balance entre ambos, respirando lentamente como si estuvieran en paz. Y tal vez lo estaban.

𝒊𝒏𝒗𝒊𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆 𝒔𝒕𝒓𝒊𝒏𝒈, rhydian morrisWhere stories live. Discover now