7. APROPIADO

3.9K 350 97
                                    


No me gusta viajar en avión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No me gusta viajar en avión. Prefiero tomar un tren, un bus de larga distancia o conducir yo misma, incluso si eso toma mucho más tiempo. He atravesado el país entero en coche más de una vez y no me molesta en lo absoluto. Disfruto del paisaje, conozco sitios nuevos y puedo respirar un poco de aire fresco. Es relajante.

Volar, sin embargo, despierta mi ansiedad. La burocracia es insoportable. Hay que imprimir boletos, estar todo el tiempo pendiente de horarios, cambios en el vuelo, posibles cancelaciones, que te hagan ir de una terminal a otra, aguardar para abordar, hacer escalas, las turbulencias, la jaqueca, los oídos que se tapan, la pésima comida, etc. Una extensa lista de etcéteras.

Lamentablemente, mi profesión requiere de viajes constantes, y muchos de ellos son de ida y vuelta en un mismo día, por lo que necesito surcar los cielos. Al menos, lo hago siempre en clase de negocios como mínimo porque en la turista no hay espacio para estirar las piernas y siempre está lleno de niños pequeños y ruidosos.

Por lo menos, hoy Crest me acompaña y me ayuda con tonterías como cargar las maletas. Aunque suele ser muy despistado, cuando se lo propone actúa de manera caballerosa. Es un hombre ordenado y metódico en lo que refiere a responsabilidades, aunque su aspecto diga lo contrario. Alguna vez le he comentado que sospecho que lleva una segunda vida secreta como contador o quién sabe qué otra cosa similar. Lo suyo es una contradicción constante entre su estilo visual de hippie de los sesenta, su personalidad de adolescente de los noventa y sus actitudes de señor serio y respetable. Jamás voy a terminar de entenderlo por eso, aunque nos llevemos muy bien, no hay casi confianza ni conversaciones entre ambos.

Desconozco mucho acerca de lo que hace en privado. No sé si vive solo o con familia, si tiene pareja... nada. Y es curioso que nunca me hubiese importado aquello, ni se me cruzó por la mente preguntarle al respecto. Ahora, no obstante, me resulta desconsiderado de mi parte haber omitido esas conversaciones.

—Por allí —señalo un letrero que indica dónde se halla nuestra puerta de embarque. Mi visión es mejor que la suya—. Apúrate que ya están abordando.

—No me apresures, yo no soy el que se levantó tarde y pasó casi media hora buscando un zapato —se burla—. ¿No tienes como cincuenta pares?

—Pero quería estas botas. Son cómodas y bonitas. —Me quejo y camino más rápido—. Ni sé cómo es que una acabó debajo de la cama. Hace mucho no me las pongo.

—Se llama suciedad. Ocurre cuando no eres responsable —insiste él, algunos pasos por detrás—. ¿Tu padre no te enseñó esa canción que decía que cuando acabas de usar algo debes guardarlo? A mí me taladraron con ella en la infancia.

—Pues sí, pero a los cinco años. —Esquivo a otras personas con brusquedad—. Además, mi apartamento suele estar en orden y lo sabes.

—Solo porque contratas a alguien que lo limpie por ti —replica Crest.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora