꧁•⊹٭𝙰𝙼𝙸𝚁𝚃𝙸٭⊹•꧂ (1#) (Corregida)

Capítulo 7 (Corregida)

— Bien, ¿Quién es? — pregunta Jonathan.

— Él no debe ser nombrado — dije mirando la inscripción.

— Está aparece como una cerradura — dice mi hermano señalando una parte delante de él.

Me inclino un poco hacia delante para verlo.

— Quien quiera que fuera, no iba a poder salir — dijo Jonathan.

— Ajá. Si — dice Rick — Nos tomaría un mes abrirla sin la llave ¿Cierto?

— Es cierto — dice Evelyn — Si eso es, eso era de lo que estaba hablando.

Evelyn empieza a buscar algo.

— ¿De quién está hablando? — pregunta mi hermano.

Jonathan y yo nos miramos y luego nos encogimos de hombros, pues no sabíamos de quien hablaba Evelyn.

— Del hombre. Del hombre del bote — dice Evie — El que buscaba una llave, el del garfio.

— Es mía — dice Jonathan señalando el objeto que tenía Evelyn.

Está solo coloca el objeto sobre la cerradura y cabe perfectamente.

Sonreí, mire a Jonathan y este me miro sorprendido.

Luego unos gritos nos hacen mirar hacia el frente.

Era el alcaide. Todos empezamos a correr hacia ahí.

Lo vimos sostenerse la cabeza y luego golpearse con fuerza contra una pared.

— Oh por Dios — cubrí mi boca y sentí la mano de mi hermano en mi hombro.

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— ¿Suponen que lo mató? — pregunta Evelyn.

Yo mire a Rick que estaba llegando de hablar con los norteamericanos.

— ¿Alguna vez lo viste comer? — dice Jonathan.

— Parecen que nuestros amigos norteamericanos no han tenido suerte el día de hoy — dice Rick.

— ¿A qué te refieres? — le pregunté.

— Tres de sus hombres fueron, derretidos — lo mire sorprendida.

— ¿Qué? — Evelyn no lo podía creer.

— ¿Cómo? — pregunto Jonathan.

— Ácido Clorhídrico — dice — Ácido Clorhídrico presurizado, en una especie de trampa antigua.

— Tal vez este lugar si está maldito — dice Jonathan.

Y de la nada el fuego de la fogata se apagó y volvió a encenderse.

— Dios Jonathan — lo mire — Vuelve a decir eso y te golpeó.

Este traga fuerte y asiente.

— Oh, por Dios santo. ¡No sean tontos! — Evelyn mira a su hermano y luego al mío.

— ¿No cree en maldiciones? — le pregunta mi hermano.

— Claro que no. Si puedo verla o tocarla entonces existe. En eso puedo creer — dice Evelyn.

— Yo creo en estar preparando — mi hermano carga su escopeta y yo suspiro.

— Bueno, vamos a ver en que creía nuestro buen amigo — dice Jonathan revisando la bolsa del muerto.

— Oh, Dios. Jonathan eso es... — bufé y me levanté — Olvídalo.

Empecé a alejarme, necesitaba dar una vuelta.