Capítulo XXV

131 31 2
                                    


Tensas Persecuciones 

Claro que... retarlo nunca me sale como espero.

── Cuando dejes de pretender que no te importa en absoluto y que estás perfectamente bien, avísame. ──Pongo los ojos en blanco mientras veo como saca su celular, el típico sonido de Candy Crush no tarda en aparecer.

── ¡Oiga! ──Me mira de reojo y sigue en su juego── Preste atención, tiene a una paciente aquí.

── ¿Te molesta tanto que no te preste atención?

Mierda, sí.

── Claro que no...

── ¿No quieres darme la razón porque eso sería arruinar tu absurdo orgullo?

── No... Es que...

── Es que aún no confías en mí. ──Finaliza por mí.

── Es que no quiero...

── ¿No quieres terminar de confiar en mi porque tienes miedo a que te lastime?

Sin poder evitarlo, comienzo a temblar sintiendo como queman mis ojos.

── Yo sólo... ──Deja el celular y me presta toda su atención. Me preparo mentalmente del golpe que me causará sus palabras.

── Tú sólo crees que estar aquí es una pérdida de tiempo, crees que eres un caso perdido. ──Casi hace una mueca, pero la borra── Crees que no te importa lo que hagan los demás a tu alrededor cuando en realidad te carcomen por dentro. Te lastiman y aquello no te gusta.

Y con sus palabras trayéndome a la dura realidad de como soy, como siempre cada vez que vengo a su consultorio, hacen que mis lagrima simplemente fluyan, no sollozo ni nada por el estilo. Simplemente dejo salir lo que me agobia.

── Es que yo...

── Alexandra. ──Me interrumpe── Siempre te recordaré lo orgulloso que estoy de lo mucho que has avanzado. Pero necesito que en tu cabecita terca entre la simple idea de que, nada ha sido tu culpa.

── Pero me lo merecía...

── Para merecértelo debiste ser la representación de satanás y maldad en tu vida pasada, robándoles dulces a niños y empujando a ancianas para merecerlo. Eras una niña, no ha sido tu culpa.

Aprieto mis labios en respuesta, en lo más fondo de mí, sabía que tal vez todo eso era cierto, pero me negaba a creerlo. Por otro lado, sabía que, si no le mencionaba otra cosa, no me dejaría en paz. Mi mirada vaga por su decoración en las paredes llena de peces cirujano, como Dory de la película. Aseguró decorarla así por mí porque soy una maniática de Disney. 

Así que, suspirando, me armé de valor.

── Conocí a un imbécil...

El aplaudió como un chiquillo que acaban de complacer por un dulce, carcajee ante su reacción de niño pequeño. No entendía a qué venia tanta emoción. Por más que en el fondo me queje de su comportamiento, por más que he pensado en buscar otro psicólogo, él me hace sentir cómoda.

── Ya era hora de que te enamoraras, mujer. Siempre creí que estarías con Ryan, pero eso no importa. ¿Cómo es él?

¿Esperen... qué?

Tal vez no tan cómoda.

Lo miro horrorizada ante su comentario estúpido. No, no puedo estar enamorada de Derek, es un imbécil que solo sabe jugar conmigo y hacerme daño, es un imbécil sí.

Máscara Inefable (Saga Disfraz #1)Where stories live. Discover now