chapter seventeen

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El sonido de la lluvia chocando contra el cristal de las ventanas despertó a la pelinegra, y pudo percibir que Pelle no estaba a su lado en el sofá. Supuso que estaría por la casa, porque con ese tiempo no podía llegar muy lejos. Escuchó unos pasos que se dirigían hacia el salón, donde ella estaba.

—Mira que bien me vas a venir, Elisa. Necesito 5 pavos.—Era Euronymous, quien como siempre, llegaba en calzoncillos, rascándose el paquete con la mano abierta y pidiendo dinero, peor que un indigente.

—¿Y a cambio de qué te voy a dar yo eso? Por cierto, ¿Dónde está mi novio?

 —Ganar, pues ganas mi eterna gratitud—Dijo irónico.—Y además te lo devolveré, promesa de chicas.—Estaba imitando algo que solía hacer Jessica hacía algunos años mientras levantaba el meñique, algo así de una "pinky promesa".—Pero no queda tabaco y el personal se pone histérico cuando no hay de eso. Y no sé donde está tu novio, no.

—Si con personal te refieres a ti mismo pues sí. Voy a buscar a Dead, el dinero está en el bolsillo de la chaqueta.—Señaló con la cabeza una de las sillas que estaban alrededor de la mesa del salón, donde había dejado su chaqueta al entrar.

Merci.

Mientras Elisa subía las escaleras en busca de su rubio, Euro se dedicó a rebuscar en los bolsillos de la chaqueta hasta dar con un monedero con el logo de Sepultura. Ahí encontró los 5 euros que necesitaba, pero cuando estaba a punto de cerrar la cartera, un par de cosas blancas cayeron al suelo. Se agachó a recogerlas y se percató de que eran pastillas, y no Ibuprofeno precisamente. No las supo distinguir, aunque había visto unas similares en las fiestas a las que asistía de vez en cuando. Podía ser alguna movida con efectos parecidos a los del ácido; no estaba seguro. Decidió colocarlas otra vez donde las había encontrado y lo dejó todo tal como estaba, excepto porque ahora había 5 euros menos.

Justo entonces bajaron la parejita del año, o así era como le gustaba a Euro denominarlos en su cabeza.

 —...cabezas de caballo, tampoco era nada del otro mundo. Eh, buenos días Euro.—Dijo Pelle saludándolo casualmente, para entrar en la cocina acompañado de Elizabeth momentos más tarde.

Allí estaban Jan y Necro, discutiendo sobre algo de una maqueta que Necro no estaba dispuesto a sacar porque sonaba a diarrea de rinoceronte. Aunque así también sonaba lo que estaban trabajando en ese momento.
Euronymous entró detrás de ellos.

—¿Ya me has robado la pasta?—Se mofó Elizabeth.

—Sí, voy a comprar el tabaco.

—¿Con este diluvio? No eres muy listo.

—De eso ya nos hemos dado cuenta.—Dijo Necro, todo lo serio que se podía estar.

Nadie dijo nada más y Øystein se fue. Tan solo Pelle siguió hablando, le estaba contando a Elisa la anécdota de cuando casi corta el cuello de unos caballos para ponerlos sobre estacas en el escenario, pero al final se quedó con las cabezas de unos cerdos que sobraban de un matadero porque era menos ilegal.
Así transcurrió la mañana, la tormenta se había amainado y no hacía demasiado frío. Para cuando llegó la tarde, el tiempo era perfecto para salir de bares, así que eso hicieron.

—¡Jessica, he perdido el pintalabios granate!—Exclamó Elisa desde el baño de arriba.

—¿Este?—El reflejo de la rubia apareció en el espejo, asustando a la muchacha. Jessica sostenía un labial granate con la cobertura negra.

Le lanzó una mirada fulminante al ver que había usado su pintalabios sin permiso, pero tampoco le dio más vueltas y terminó su maquillaje con el color vino en sus labios. Además del maquillaje cargado de eyeliner y sombras negras, se había puesto una camiseta de Exciter acompañada de unos vaqueros negros ajustados. Pero lo que daba el toque final a su conjunto era una de sus últimas adquisiciones: un cinturón de balas plateado. 

WOMAN OF DARK DESIRES → pelle ohlinWhere stories live. Discover now