chapter four

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─¡Ya nos contaréis que tal Rusia!

─¡Y llamad de vez en cuando!

Ágata y Åke se despidieron con un gesto de sus hijas mientras daban marcha atrás.
Cuándo el coche prácticamente no se veía se miraron a los ojos, los cuales estaban casi seguras de que desprendían chispas.

─Yo llamo.

─Y yo busco el alcohol.

Elizabeth se fue directa a la despensa de la cocina y sacó varias botellas de ron y whisky. También cogió un vino blanco de la nevera. Sabía que nadie se lo bebería, pero probablemente lo terminaría sola.
Escuchó a Jessica hablar con su novio, distinguía que hablaba con él por la sarta de estupideces que le decía, siempre pensaba que ojalá algún día sepa lo ridícula que se ve. En cualquier caso no sería ella quien arruine su fantasía amorosa. Cogió todas las botellas y las llevó al salón.

─Sí, y díselo a los demás. Nos vemos amor.─La rubia dejó el teléfono en la mesita y se giró hacia Elisa.─Cambio de planes, vamos nosotras allí.

─Entonces dejamos el alcohol aquí, supongo.

─¿En serio crees que allí tienen dinero para algo más que una cerveza en lata? Son más pobres que las ratas, llevamos cuatro cada una y listo, tampoco es un camino tan largo exagerada.

Fingió que no la escuchaba y subió a su cuarto a cambiarse. Puso un mixtape de fondo para animarse un poco antes de ir, había estado decaída los últimos días y no podía dejar que eso le impidiera disfrutar de la noche.
Se puso un top de cuero de tirantes y una falda corta, ambos negros. Añadió algunos collares y delineador para cambiar un poco y cuándo se sintió preparada avisó a su hermana.

─¿Nos vamos?─Ella llevaba un corsé blanco y una falda a capas, igualmente blanca aunque algo transparente.

─Nos vamos. Y ya me dirás de dónde has sacado ese corsé sin haberme comprado uno a mí.

Esta vez no dejaron las llaves debajo de una silla, pero dejaron algunas luces encendidas para que pareciera que había gente en la casa.
Llevaron las botellas prácticamente arrastrando todo el camino, y aunque sólo llevaban dos en cada mano y en bolsas, pesaban como el demonio.

─¿Me recuerdas por qué no podían venir ellos a nuestra casa?

─Porque la suya ya está hecha una mierda, en cambio yo no tengo ganas de pasarme toda la noche limpiando vómitos de la moqueta.

No dijeron nada y Jessica llamó a la puerta dándole patadas por no dejar las bolsas en el suelo.

─Que delicada.─Era Faust, abrió con una sonrisa burlona y se apartó a un lado para dejarlas pasar.

─¿Verdad que lo es? Yo siempre se lo digo pero no me hace caso.─Faust rió.

─Muy graciosos los dos, ahora que alguien lleve esto a la cocina, no nos vamos a poner pedo tan temprano.

─¿O sí?─Dijo Euronymous apareciendo por detrás de la pelinegra.

─Como queráis, yo voy a poner música.─Empezó a rebuscar entre los vinilos y encontró uno de Iron Maiden, así que puso ese.
En lo que el disco empezaba a sonar, bajaron Jan y Necrobutcher.

─El de las cervezas, cuanto tiempo.─La chica rió y Necro sólo le devolvió una risa irónica.

─¿El de las cervezas?─Preguntó el de rizos.

─Sí, una corta historia pero no me apetece contarla.

─Como quieras.

─¿No falta alguien?─Dijo la rubia al notar que faltaba un chico.

WOMAN OF DARK DESIRES → pelle ohlinWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu