chapter five

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─¿De quién son estos zapatos?─Elizabeth se estiró lentamente en la cama y escuchó la conversación que estaban teniendo fuera de la casa.

─No lo sé tío, anoche iba tan pedo que no sé ni qué zapatos llevaba yo.─Pudo reconocer las voces de Jørn y Faust, entonces se miró los pies y recordó todo lo que había pasado la noche anterior.
Se incorporó en la cama y empezó a mirar alrededor. Aunque no sabía de quién era la habitación, podía intuir que era la que usaba Faust cuándo dormía allí porque uno de los collares de Jessica estaba en el escritorio.
Lo que seguía preguntándose era cómo había llegado hasta allí, lo último que recordaba era haber estado en el lago con Dead y después todo estaba borroso. Cuando por fin se levantó, se le nubló la vista y sintió que se mareaba, así que se volvió a sentar en la cama hasta que se le pasó. Después de ese pequeño incidente, fue al baño a hacer sus necesidades y lavarse la cara. Al salir se topó con Øystein, que por lo visto estaba esperando para entrar.

─Menuda noche, sobre todo para ti.─El chico se rió y entró al baño, dejando algo confundida a la pelinegra.

Bajó las escaleras y vio a Necrobutcher y Faust entrando en la casa.

─¿Son tuyos?─Le preguntó Jørn enseñándole los zapatos.

─Sí, no sé muy bien cómo llegaron ahí.─Dijo cogiendolos.

─Parece que Dead si lo sabe.─Faust se rió y Necro le dio un codazo. Se fueron a la cocina sin decir nada más y la chica estaba cada vez más confusa.
Salió a tomar un poco el aire, pero parecía que no iba a tener ni un momento de paz porque de espaldas a ella y mirando al lago se encontraba Pelle, que cuándo la oyó salir se dio la vuelta y la miró. Ella aprovechó que estaba allí para preguntarle por lo que le habían dicho los demás.

─Oye, ¿tú recuerdas algo de anoche después del lago? Es que por más que lo intento no-

─Te desmayaste al salir del agua.─El rubio miraba detrás de ella mientras hablaba. Al ver que no decía nada, siguió hablando.─Te tuve que coger en brazos y llevarte a la única habitación en la que quedaba una cama vacía.

─Por eso no recordaba nada. No sabía que fuera tan susceptible al frío, de verdad. Si lo llego a saber yo no-

Pelle le dio a entender que no pasaba nada con un gesto de cabeza y se fue dentro. Sabían que iban a tener que soportar a los chicos haciendo bromas y a su hermana haciéndole preguntas.
Se quedó un rato afuera y cuando no lo pudo alargar más, entró con los chicos.

─Sí, me despertaron con el ruido. Era imposible no fijarse en el par de-

─¿En qué era imposible no fijarse, Øystein?─Elisa había llegado tan de sorpresa que Euro dio un pequeño salto. Ella sabía que hablaban de su cuerpo, definitivamente nunca se habría desnudado de haber sabido que había más de uno mirando.

─Nada, vamos arriba Faust.─El pelinegro subió las escaleras visiblemente molesto, pero desde luego no más que ella.

Fue a la cocina y vio a su hermana terminando un cuenco de cereales.

─Deberíamos ir a casa. Al menos a apagar las luces y cambiarnos.

─Joder si los viejos se dan cuenta de la subida de la luz se lo van a oler todo.─Jessica casi se atraganta con un cereal con tan sólo considerarlo.

─Mejor voy yo sola. Tú... vigila que ninguno de estos inútiles se tropiece con una hormiga.─Ni siquiera estaba enfadada con los demás, pero el enano de Øystein se le había cruzado.

Ni siquiera se peinó cuando salió, tan solo cogió las llaves. En realidad no le hacía falta porque desde la casa Mayhem hasta la suya tan sólo pasarían unos cuantos coches.
Cuando llegó, sacó las llaves del bolsillo de la falda y entró. Tal y como las habían dejado, todas las luces de bajo consumo estaban encendidas. Fue lo más rápido que pudo a apagarlas y subió a su habitación, donde pensó que aprovecharía para darse una ducha. Por mucho que se hubiera aseado por mañana seguía teniendo un olor nauseabundo.
Había dejado la ropa preparada en el baño, así que se cambió nada más salir de bañarse. Se puso unos vaqueros negros ceñidos y un top de bathory que ella misma había customizado. Nunca se hacía peinados, pero hoy se sentía demasiado bien como para no verse como quería, así que se hizo dos trenzas bajas y las dejó caer por delante. Aún así se dejó el flequillo fuera de las trenzas para que quedaran a ambos lados de la cara. Unas botas altas y unas cuantas cadenas y estaba lista. Cerró todas las entradas a la casa posibles y salió de allí.
Tardó mucho menos que antes en llegar a su destino porque iba a un paso acelerado, tenía muchos planes para ese día y no iba a perder ni un segundo.

WOMAN OF DARK DESIRES → pelle ohlinWhere stories live. Discover now