chapter three

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─¡Buenos días!

Elisa abrió los ojos lentamente hasta recuperar plenamente la conciencia.

─¡Nos vamos a misa, fregad los platos y no traigáis a nadie a casa!─Después de eso se escuchó como la puerta de la entrada de cerraba bruscamente.

─¿Qué cojones...?─La chica se incorporó en la cama y notó como la cabeza de daba vueltas. Miró el reloj; no eran ni las diez de la mañana. Entonces antes de darle tiempo a parpadear, su hermana ya estaba apoyada en el marco de la puerta.

─¿Sabes lo que estoy pensando verdad?

─No, no vas a traer a Faust a casa, tenlo claro.

─Por supuesto que no mujer, vamos a ir nosotras a él.

─¿De qué estás-

─Voy a fregar, vístete. Rápido.

Jessica cerró la puerta y allí se quedó la pelinegra, sentada de piernas cruzadas en su cama aún más confundida que antes.
De todos modos, decidió hacerle caso a Jess, más que nada porque estaba deseando escuchar música y beber con gente de su estilo. Beber mucho.
Se puso una camiseta de Death y unos pantalones y botas negros. Hacía poco se había comprado un collar con una cruz invertida, así que decidió usarlo también.

─¿Estás ya?─La rubia volvió a irrumpir en su habitación.

─A veces me pregunto de dónde sacas tanta energía. Y sí, estoy ya.

─Cuándo tengas novio lo entenderás. Me visto y nos vamos.

─A lo mejor no quiero tenerlo.─Ni siquiera ella misma se lo creía, pero no podía dejar que su hermana pensase lo contrario.
Jessica se vistió rápidamente con un vestido y unas converse y salieron de allí.

─¿Puedo saber ya a dónde estamos yendo exactamente?

─A la casa Mayhem. Casi todas las mañanas se juntan a hacer el cabra, Faust también estará allí. Yo he ido alguna vez, se lo montan la hostia de bien.

─No dudaba que tu noviecito vaya a estar allí, estoy segura de que si no no irías.

─Cierra la boca, ya estamos llegando.

La casa Mayhem estaba a menos de un kilómetro de la suya, ambos hogares se encontraban rodeando el bosque.

─Parece la granja de los abuelos, qué mierda de casa.

─Cállate, ni siquiera la has visto por dentro. Además es un lugar de puta madre para ya sabes qué, no hay vecinos ni padres.

─Joder, ¿siempre tienes que estar pensando en esa mierda? Estás enferma. Bueno, llama o lo que sea.

Jessica golpeó la puerta con los nudillos un par de veces y enseguida apareció Euronymous para abrirla.

─Ah, eres tú. Faust, es tu mujercita.─Dijo rodando los ojos.─Y su hermana la antisocial.

─Antisocial tu puta madre.─Ni siquiera había sentado el culo y ya estaba de mal humor.─Solamente no me dedico a entrar en conversaciones absurdas como las de la otra noche.

─Parece que ya no eres tan calladita.

Euro cerró la puerta tras ellas y se sentó en el sofá en el que había estado antes.
Jessica subió directa al cuarto dónde solía estar Faust, y efectivamente allí estaba.

─No sé qué se supone que hago yo aquí. Ni siquiera hay música.

─Eres muy exquisita para sólo habernos visto una vez.─Euro sólo la ignoraba y veía la tele.

WOMAN OF DARK DESIRES → pelle ohlinWhere stories live. Discover now