chapter fifteen

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Quedaba un día para que sus padres llegasen. Jessie y Elizabeth estaban preparando las bolsas con sus respectivas pertenencias para devolverlas a su hogar.

—No sabía que Pelle fuera tan apasionado.

—No tienes ni idea.—Contestó sonriente Elizabeth.

El momento de pasión entre Elisa y Dead se había producido apenas una tarde atrás, pero todos tenían claro que eso iba a generar cambios en su vida. Ya eran una "pareja formal", aunque nadie diría que ese tipo de cosas iban con el estilo de una pandilla de metaleros sin futuro. Sin embargo, ellos dos no eran como el resto de la pandilla. Nunca tendrían nada que ver con una pareja como la de Jessica y Faust. Ellos iban mucho más allá.

—¿A qué hora llegan los viejos?—Preguntó la rubia.

—Tienes suerte de que haya recordado el día. Es más, no creo ni que mencionaran la hora.

Elisa bajó a la cocina para prepararse un café antes de empezar a llevar los trastos a su casa. Sabía que era un trabajo difícil y le iba a costar sudor y lágrimas. Eso era una exageración, pero estaba claro que un café lo haría más ameno.

Una vez que estaba a punto de salir de la cocina con su café recién hecho, casi se topa de frente con Euronymous.

 —¡Me cago en la puta! Dead te dejó trastocada ayer eh. Mira por dónde vas, anda.

La pelinegra lo ignoró porque sabía que si le hacía caso se le iba a tirar al cuello. Debía mirarse eso de los problemas de ira, pero era demasiado trabajo para ella.

Salió a la terraza e inspiró profundamente. Era una mañana nublada y fría, como todas últimamente. Pero era sin duda su tipo de tiempo favorito. Así podía lucir su battle vest encima de su chaqueta de cuero habitual.

Desde allí pudo contemplar a Jan y Jorn tirados en el césped frente a la casa. Pensó que era ridículo despedirse de ellos cuando se iban a volver a ver esa misma noche, así que terminó de un sorbo lo que quedaba de su café y entró a la casa dispuesta a terminar con su tarea.

Después de apenas una hora de trabajo, las chicas habían terminado de llevar las cosas de vuelta a su hogar, y una vez allí se dedicaron a limpiar el lugar un poco por encima.

—Me cago en la puta, Elisa. Estoy reventada, y eso que no he hecho nada.—Se lamentó Jessica.

—Vamos Jessie, que aún hay mucho por hacer.—Le recriminó la pelinegra, haciendo que su hermana tuviera que levantarse irremediablemente de la mesa de la cocina. 

La tarde se había vuelto fosca y el cielo amenazaba tormenta con sus nubes gris oscuro. No sabían la hora exacta de la llegada de sus padres, pero lo que tenían claro era que les iba a costar llegar, porque el camino que debían tomar para regresar del aeropuerto era el más cercano a las nubes más negras de todas las presentes.

Mientras esperaban en la terraza de la casa, las muchachas se tomaban tranquilamente un cubata a modo de celebración, con motivo de todo el trabajo que habían realizado ese día. Era la bebida favorita de ambas, un gin-tonic rosa con gominolas por encima de los cubitos.  Se habían puesto de acuerdo para hacerse un lavado de apariencia, sus padres no las podían ver oliendo profundamente a tabaco y con el maquillaje de hacía tres días, pareciendo oso panda. Así que decidieron darse una ducha y adecentarse; por un lado, Jessica se había puesto una camisa blanca y unos vaqueros negros, acompañados por un par de tacones también negros, y, para decorar, algo de bisutería. Por otro lado, Elizabeth se había arreglado con un vestido escotado naranja y unas bailarinas negras, pero sin duda alguna los protagonistas de su apariencia ese día eran los labios rojos a conjunto con unas largas uñas y su largo cabello negro, con unas ondas naturales que sólo decidían salir de vez en cuando.

WOMAN OF DARK DESIRES → pelle ohlinKde žijí příběhy. Začni objevovat