Cuando hiciste planes para tu futuro, nunca implicaron ser contratada por un mandaloriano para cuidar a su adorable y verde hijo gremlin. Sin embargo, después de que tu vida se desmoronase en el lapso de una noche desastrosa, encontraste que era la...
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━━━━━━━━ "¿Alguna vez te has dado cuenta de cómo
Queriendo
Te quema
¿De adentro hacia afuera?
Como un momento en el que estoy completo,
Pero luego escucho
Tu voz en el teléfono
Y lo juro por Dios
A tres manzanas de aquí
Pueden oler el humo". ━━━━━━━━
Como si aún no te hubieras sentido como en casa con Grogu y Mando, a finales de mes no podías entender cómo vivías sin ellos. Los lugares en los que has vivido antes, Coruscant antes y después del incidente, Tatooine, donde elegiste esconderte, ahora te diste cuenta de que realmente no habías estado viviendo. Incluso en tu mejor momento, una joven médica recientemente fuera de formación con el mundo al alcance de la mano, había un agujero. Pasaste tanto tiempo ocupada, tratando de alcanzar tus objetivos, que dejaste que otros aspectos se te escaparan. No te arrepentiste del trabajo que hiciste, no te arrepentiste de ser independiente, pero no sabías que un hogar podía sentirse tan... perfecto. Y así era tu vida en Nevarro. Era perfecto.
Grogu estaba prosperando en la escuela. Todos los días parecía conocer una nueva palabra en básico y había hecho muchos amigos. La rutina de tu vida parecería repetitiva para alguien en el exterior mirando, pero, Oh por el Creador, adorabas cada segundo. Mando había decidido permanentemente cambiar la hora a la que entraba a trabajar. Te aseguró que no tenía nada que ver con no confiar en ti y en él, solo quería estar allí para Grogu. Así que, todos los días de la semana por la mañana, los dos guiaban a Grogu a la escuela y luego acompañabas a Mando al trabajo.
Y Mando fue...
Amabas a Grogu. Podría decirse que es una culpa. No estabas segura de cómo funcionaban las "reglas de la niñera del profesionalismo", pero al crecer tan apegada al niño a tu cuidado tuvo que ser mal visto de alguna manera. Estar enamorada del padre del niño también estaba muy mal visto, suponía, pero no te había detenido. Mando era... Mando.
Fue difícil ponerlo en palabras, o tal vez estabas demasiado asustada para intentarlo, pero algo sobre él le habló a tu alma. Antes de venir a Nevarro, nunca habías puesto mucho pensamiento o fe en las almas gemelas. Incluso ahora la idea te hizo encogerte marginalmente con lo cursi y tonto que sonaba, pero posiblemente fue la explicación más simple. Había algo en la conste de tus células y átomos que lo acababa de llamar. Te sentiste mejor en su presencia. Más feliz. Más segura. Cuidada. Vista. Mando escuchaba cuando hablabas, realmente escuchaba, y parecía recordar cada detalle que le ofrecías. Preferencias de comida, favoritos, viejos recuerdos, datos divertidos. El pesado beskar parecía absorber cada detalle y, aunque puede que no haya sido un hombre de muchas palabras, era un hombre de acción. Mando no dudó en mostrarte lo mucho que te apreciaba, y con cada tipo de acción estabas cayendo cada vez más fuerte.
