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Cada vez, la llegada de mis días libres son una necesidad para poder descansar y recuperar fuerzas para volver a empezar otra vez. Los días en el trabajo son cada vez más intensos, y termino con el cuerpo molido. Creo que desde que estoy aquí he recuperado el peso que tenía antes de empezar la universidad, así que al menos eso me llevo. Cuando terminé las prácticas del primer año, me había puesto como un elefante, la roma ya ni me entraba. Recuerdo que en cuanto me vio mi madre me preguntó que me había pasado. Me pasé el verano encerrada en mi habitación comiendo pasteles mientras veía películas una tras otra, muy saludable no fue, la verdad. Al menos aquí, me paso el día caminando de punta a punta de la isla, y no hay mucha comida súper procesada, por lo que he recuperado mi peso normal.

El caso es que llega el jueves, y me lo tomo con mucha calma. Por suerte, Léna está igual de cansada que yo cuando llega sus días libres así que los jueves que solemos coincidir, nos lo pasamos en la playa menos en el momento en el que vamos a las clases de submarinismo. Que, por cierto, vamos avanzando bastante bien. Aquí estamos como cada jueves, en la terraza con Charles desayunando.

- ¿Cuál es vuestro plan para hoy?, pregunta Charles

- El de todos los jueves, ya es una rutina, un rato de playa con un libro, comer, curso de submarinismo, más playa, cena y lo que surja después, informa Léna.

- La verdad, es que no os podréis quejar las dos. Os lo montáis bastante bien. ¿Cuántas clases os quedan?

- Todavía estamos con las clases en la playa para todos los ejercicios básicos, comento. Aprovechamos para hacer dos clases seguidas cada jueves. De ese modo vamos avanzando más rápido. Sin darnos cuenta ya estamos a mitad de julio. La intención es terminar a la semana que viene con las clases básicas y a partir de agosto empezar con las clases guais de verdad. Si mal no recuerdo, creo que dos son en jardines de corales de la laguna y después están las dos finales que son las interesantes, la de los tiburones y la de las mantas, ¿Correcto?

- ¡Así es señorita! Menos mal que tengo a Laurie como compañera, cuento con ella para aprobar el examen. Tú y Victor, al final, ¿os volvisteis a examinar?

- Que va, todavía lo tenemos pendiente. Creo que Alice sí que llegó a ir justo antes de irse y aprobó.

- Madre mía que nervios, yo ya he empezado a estudiar el manual para no dejarlo todo al último momento.

- Ves, ¡Laurie es la clave! Espero que no nos separen mucho, así que me vaya soplando las respuestas.

- Qué morro tienes Léna, ¿y si no puedo pasarte las respuestas qué pasa?

- Me la juego.

Esta mujer vive muy feliz. Realmente, el manual no es que sea muy complicado. Ya he realizado varios test de los temas que he estudiado y son bastante intuitivos. Creo que el examen será similar al teórico de conducir. Tras el desayuno, nos preparamos con nuestros bikinis, toalla, monoï y un libro cada una y caminamos hasta Matira. De camino nos compramos unas botellas de agua y un par de piezas de fruta para la media mañana.

Una vez en la playa, toca relajarse un poco. Ya estoy bastante bronceada, así que me aplico el monoï directamente sobre la piel. En cambio, Léna, pese a llevar ya más de dos meses y medio aquí sigue bastante blanca, así que sigue aplicándose crema solar de factor cincuenta. Cogemos cada una nuestro libro y aquí nos quedamos un buen rato. Estos pequeños momentos son maravillosos. Son cuando realmente puedo disfrutar de estar aquí. Me encanta la playa. De verdad, que es algo que necesito en mi vida para poder ser feliz.

Después de comer, esperamos en la entrada principal a que llegue Antoine para llevarnos a la academia. A las dos en punto llega con su cuatro por cuatro, es bastante puntual. Hoy vamos a repasar los principales ejercicios que se realizan durante una sesión de submarinismo. La playa no es muy profunda, así que cubre alrededor de dos metros y medio, no hay peligro alguno. Practicamos el quitarnos el regulador y recuperarlo; quitarnos la máscara y volvérnosla a poner, todo esto debajo del agua claro.

No hay amor en Bora BoraWhere stories live. Discover now