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Hoy es el primer día libre que tengo con Léna desde que hemos empezado las prácticas (sin contar el festivo del martes). En principio habíamos planeado realizar hoy el bautismo de buceo, pero al final entre una cosa y otra lo hemos aplazado a la semana siguiente. Lo bueno de trabajar en el hotel es que el bautismo de buceo nos sale gratis y el PADI, el curso de primer grado nos sale a mitad de precio. Ya lo he hablado con mis padres y me lo van a regalar por mi cumpleaños que será en un par de semanas. Mi madre no está muy convencida tras haberle dicho que la última clase iríamos fuera de la laguna donde están los tiburones limón, pero mi padre, como siempre, no ha dicho nada.

Esta mañana me he levantado con la cabeza bastante embotada por todo lo sucedido en la fiesta de anoche. Me dispongo a coger algo para desayunar y me fijo en que Léna no está sola en su cama. Charles duerme al lado de ella. Ya me explicarán más tarde la situación, así que cojo mi portátil y me voy a la terraza con un té. Al rato de estar allí, se despierta Charles y se sienta a mi lado. Nos ponemos a hablar sobre la fiesta de anoche y me explica que ha preferido dormir aquí por no cortarle el rollo a Eric con la famosa bailarina. Con el simple hecho de pronunciar su nombre siento un pinchazo en el estómago. No puedo evitar preguntarle si ha pasado algo entre él y Léna, pero me dice que no, únicamente son buenos amigos.

El estómago me sigue molestando bastante a lo largo de la mañana. Como quiero evitar cruzarme con Eric a toda costa, le propongo a Léna de pasar el día en Matira. Decidimos comprarnos un par de bocadillos, bebida y algunos snacks antes de tomar rumbo hasta la playa de Bora Bora. Es el primer día que realmente vamos a esta playa, así que no pudo faltar la cámara de fotos para inmortalizar el momento. Pese a todo lo que tengo en la cabeza, he conseguido desconectar y pasar un buen día con Léna.

Como era de esperar, a las cinco y media, cuando vamos al comedor para cenar, nos encontramos de pleno con Eric. Mi reacción puede parecer de niña pequeña, pero es superior a mí. Así que ceno en apenas cinco minutos, me disculpo ante todos y me vuelvo corriendo a mi habitación. Intento dormir un poco, pero es imposible. Así que me quedo tumbada en la cama hasta que escucho el ruido de la puerta al abrirse. Me giro la cabeza para hablar con Léna, solo que, de pie, junto a mi cama está Eric. Me incorporo rápido para dejarle un hueco para que tomara asiento. Eric me empezó a acariciar un brazo con ternura. No sé como reaccionar a esto.

- ¿Qué te pasa? ¿No te encuentras bien hoy?

- Me duele un poco el estómago, supongo que algo de lo que comí anoche no me ha sentado bien.

Obviamente no estoy así por algo que he comido, eso está más que claro. Pero no voy a ponerme como una loca celosa a decirle todo lo que me viene a la cabeza. Tengo que controlarme y pensar fríamente con la cabeza y no con los sentimientos. Eric y yo no somos nada, él es mayorcito para hacer lo que quiera al igual que yo. Puede ser que ya me había montado una película de que tendríamos una bonita historia de amor, puede ser, no lo vamos a negar. Pero no es real.

- Ayer tampoco me sentía muy bien, por eso cuando acabé de trabajar me fui a dormir directamente y no fui a la fiesta.

- Creí que no fuiste porque estabas con una bailarina del espectáculo polinesio, o al menos eso se comentó anoche.

- ¿Tú también te vas a poner con eso? No entiendo de dónde sacan esas historias.

- Eso nos lo dijo Léna cuando llegó a la fiesta, así que tú sabrás lo que has hecho. A mí no me importa lo que hagas con tu vida.

- Laurie no te pongas así, además no es verdad. Es cierto que estuve hablando un rato con una de las bailarinas cuando estábamos en el Motu. Pero de ahí a que no iba a la fiesta porque quería pasar la noche con ella hay una diferencia. De verdad Laurie, yo no te haría eso, me crees, ¿no?

No hay amor en Bora BoraWhere stories live. Discover now