38

1.1K 110 17
                                    

Me desperté de pronto, pero el dolor no me permitía abrir los ojos, así que me quedé así.

–¿Cómo puede su amor ser malo? Sólo mírenlos –dijo Mary.

–Son el uno para el otro definitivamente –dijo Bash.

–Lo son, tienen una historia muy hermosa –decía mi madre entre sollozos.

–¿Por qué nunca me di cuenta? Tampoco entiendo por qué no me lo dijo –dijo Jan con tristeza–, yo lo hubiera apoyado.

–Lo pensaba hacer cariño, pero buscábamos el momento ideal.

–Al menos ahora lo sé.

–Ya cállate Jan, déjame dormir –dije a modo de broma y abrí un poco los ojos.

–¿Te duele algo? –preguntó mi madre acercándose.

Gilbert se movió y despertó de pronto, se levantó con cuidado para no moverme y tomó un botiquín de su mesa de noche. Mi madre se lo quitó de las manos y me comenzó a curar mis heridas, mientras Mary se acercaba a curar las de Gilbert.

–Gracias Mary –dijo Gilbert.

–No hay de que amigo, tuvieron una mala noche, ahora deben dormir más hasta que amanezca, Bash ya arregló la habitación de tu padre y le hizo una cama a Hasana, así que puedes descansar tranquilo, yo le mando una carta al doctor mañana temprano.

Minutos después todos salieron de la habitación despidiéndose de nosotros y volví a abrazar a Gilbert, él me dió un beso en la cabeza y me acurruqué en su pecho.

–Te amo –me dijo y cayó profundamente dormido.

Por la mañana despertamos y mi madre nos ofreció llevarnos el desayuno a la habitación, pero le dije que quería levantarme.

Así que con ayuda de Gilbert fui hacia el comedor, todos nos reunimos alrededor de la mesa, incluso Hasana, a pesar del dolor físico estaba teniendo un buen momento, con mi familia y la de Gilbert, me sentía completo pero de pronto pensé en mi padre, quería perdonarlo pero tampoco permitiría que estuviera en mi vida como antes.

–Iremos a casa a traer ropa para hoy y mañana, en cuanto Harold se vaya regresaremos a casa –dijo mi madre cuando las risas se apagaron.

–No creo que sea buena idea que yo regrese a la casa, aunque él no esté –dije.

–Si no le molesta, Genevieve, su hijo puede quedarse aquí, no tengo ningún problema –dijo Gilbert delicadamente.

–Te lo agradecería mucho, a los tres por aceptar a mi hijo, entiendo que no quiera estar en el lugar donde ese maldito... Pero no sé que haremos Jan y yo cuando tengamos que convivir con él.

–Me duele mucho la decepción que tengo de él –dijo mi hermana–, siempre lo adoré demasiado y ahora no quiero ni verlo. Se siente como si me rompieran el corazón.

Mi madre abrazó a mi hermana y yo la tomé de la mano.

–Mi padre aún te ama, January, el problema es conmigo, es mejor perdonarlo para que puedan llevar una normal convivencia.

–Dudo que sea normal de ahora en adelante –dijo ella.

–Pueden visitar a Nov las veces que quieran y el tiempo que necesiten, o cuando no quieran estar con él pueden alojarse aquí –ofreció Mary.

–Gracias, son personas muy buenas –dijo mi madre.

–Somos una familia ahora que Nov y Gilbert están juntos –dijo Bash.

Mi madre, mi hermana y Hasana volvieron a casa durante la semana, pero venían a visitarme casi a diario. El sábado volvieron conmigo y Gilbert por la mañana, me quedé con ellas tres platicando y cocinando mientras Gilbert iba a Chalottetown.Ya casi estaban sanando mis heridas externas, solo que aún me dolían un poco algunos golpes en el torso y en los brazos.

–Me alegro de ver que ya no estás tan hinchado de la cara –me dijo Jan acariciándome una mejilla.

–Si, sanas muy rápido, estoy orgullosa –dijo mi madre–, ¿Cómo vas con tus clases de medicina?

–Bien, cada vez aprendo mas, así que espero acompañar a Gilbert pronto a la clínica.

–Me parece muy bien, haré lo que pueda para pagarte la carrera yo misma –dijo mi madre.

–No tienes que hacerlo madre, voy a ayudarlos con la granja para ganar mi propio dinero, también estuve pensando hacer trabajos de jardinería.

–Eres mi hijo y te apoyaré en cuanto pueda, podremos pagarla sin ayuda de tu padre.

–Cuando llegó esta mañana, sentí muy feo por ignorarlo, pero aún no lo perdono –dijo Jan.

El lunes regresamos a las clases, yo entré con Gilbert por un lado mío y noté como mis compañeros me miraban, cuando nos sentamos miré a Anne, Diana y Ruby, ellas me sonrieron pero podía ver la confusión en sus rostros.

–¿Me veo muy mal? –le pregunté a Gilbert.

–Jamás te vas a ver mal, pero si lo dices por los golpes, si se notan, pero te hacen ver rudo –dijo.

Noté que su labio partido ya estaba cicatrizado completamente y el golpe en la mejilla se veía apenas si ponías atención.

–Nov ¿Vas a decirnos que ocurrió? –me preguntó Anne acompañada de Diana y Ruby cuando salimos al descanso.

–Si, mi padre se enojó conmigo por... algo –dije solamente, Ruby aún no sabía mis secretos. Pero Diana y Anne comprendieron, ya que buscaron a Gilbert con la mirada y después me vieron tristes–, pero no se preocupen, todo está bien, Gilbert trató de defenderme de hecho.

–Es un héroe –dijo Ruby–, ¿Qué hacía contigo Gilbert ese día?

–Estudiamos juntos medicina, me está enseñando.

–Increíble, muy pronto serás tan bueno como él –dijo Ruby feliz.

Cuando las chicas se unieron a las demás para almorzar, yo fui a jugar a la pelota con Charlie, Moody y Gilbert, pero antes de llegar Billy me detuvo.

–Oye, chico, ¿estás bien? –me preguntó, estaba solo.

–Si, todo bien.

–¿Me puedes decir que ocurrió? ¿Te peleaste con Blythe? Lo puedo poner en su lugar si quieres.

–No, Billy, fue mi padre –dije rápidamente–, se molestó porque... No le gustó mi elección de pareja.

–¿Tan fea es la chica? –preguntó con una ceja arqueada.

–No, no es... Eso.

–¿Es un chico? Entonces mis suposiciones eran ciertas, no sé si eso me dé esperanzas...

–Sigo bien con él –dije resignado a que Billy ya sabía la verdad–, sólo con mi padre es con quién ya no hablo.

–Es Blythe ¿no? –preguntó, inhalé profundamente porque Billy había adivinado–, tranquilo, Nov, no diré nada, tampoco me interpondré, sólo quería saber quien es. Espero que él te haga feliz o sino se las verá conmigo.

Miré en dirección a Gilbert quien en esos momentos me miraba confundido por estar con Billy.

–No te preocupes, estamos bien, gracias Billy.

Me alejé de él y fui hacia Gilbert, no le dije nada acerca de mi conversación con Billy, pero él tampoco preguntó. De pronto Moody le lanzó la pelota a Gilbert y la atrapó fácilmente.

–Cuidado, no te vayas a caer encima de alguien –le dije recordando nuestro incidente y se sonrojó–. No te preocupes, esa vez me dejaste igual que como tú te fuiste –finalicé y él sonrió apenado.

–Me desconcentraste, Nov, ten –me entregó la pelota–, hazlo tú, ahora no dejo de pensar en eso.

La lancé y fue a dar directo a la mano de Charlie.

My Sweet Boy | Gilbert Blythe | EDITANDOΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα