†10†

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Me froto los ojos y cuando los abro, Cormac y Luca ya no están. Suspiro, aliviada y sonrío para mis adentros. Ha debido ser mi mente que, precativa, me ha engañado. Sé que lo que estoy haciendo no está nada bien, y por eso m he imaginado a Luca y a Cormac aquí. Me alegra de que no sea así, porque de lo contrario, hubiera habido problemas.

- ¿Estás bien? -pregunta Draco, preocupado.

Asiento con la cabeza.

- Me había parecido ver a Cormac y a Luca ahí enfrente -le confieso.

Draco se ríe y me abraza.

- Tranquila, estás segura aquí. He puesto muchos hechizos por cada rincón de la casa para que nadie cruce estas paredes sin mi permiso.

Lanzo un suspiro de alivio y le abrazo.

- No sabes cuánto me alivia oír eso.

- Vamos a desayunar algo, anda -me susurra en el oído.

Asiento con la cabeza y dejo que me guíe hasta la cocina. Cuando llego, me siento en uno de los taburetes de lujo. La verdad es que es muy cómodo, y no culo caprichoso lo agradece.

Draco se acerca a la nevera y la abre: joder, tiene aquí todo el supermercado.

Sonríe de lado y me mira a los ojos, divertido. Pongo los ojos en blanco y me río.

- ¿Qué es lo que desea desayunar, bella dama? -me pregunta haciendo que estalle en carcajadas.

- ¿En serio, Draco? -me burlo.

- ¿No te apetece desayunar nada de esto? -pregunta cerrando la nevera. Se pone a mi lado y pega sus labios a los míos-. ¿O prefieres desayunarme a mí?

Lo aparto de un empujón y me río.

- ¿No tiene usted cereales, buen caballero? -pregunto con el mismo tono que el que él ha adoptado antes.

Draco bufa.

- Claro que tengo cereales -dice-. Aunque lo que tengo entre mis piernas es mucho más delicioso -añade en tono cantarín.

Me río y observo cómo se mueve sensualemente para mí en dirección a la despensa. Saca un paquete de cereales y...

- ¿Kellog's? ¿Enserio? -pregunto entre risas.

- ¿Qué? -replica él, molesto-. El fabricante es un mago...

- ¡Ah! -exclamo-. Ahora lo comprendo todo...

Nos reímos y me alcanza los cereales.

- ¿No tienes boles o algo así? -pregunto.

Draco entrecierra los ojos.

- ¡Claro que tengo vajilla! -exclama, indignado-. ¿Por quién me tomas, por un don nadie?

Me río de él.

- Sí, Malfoy, eres muy rico y todo eso... ¡pero pásame el bol y la leche ya! Me muero de hambre...

- Vale, vale -dice rápidamente.

Saca la leche de la nevera y un bol de la despensa y me los pasa con un movimiento de varita. Me sirvo cereales y leche en el bol.

- ¿Azúcar? -pregunto.

Draco chasca la lengua, irritado.

- ¡Parece mentira que hayamos vivido juntos! -le reprendo.

Él se acerca y me da un beso en los labios.

- No me lo recuerdes -gruñe.

- ¿atan mala era al despertar? -le pregunto encarando una ceja.

- Eras demasiado buena -responde con una sonrisa de medio lado.

Le guiño un ojo y empezamos a desayunar.

Cuando terminamos, vamos a la sala de estar y nos sentamos en el sofá. Yo encima de Draco, quien me acaricia el pelo.

Me giro hacia él y apoyo mi frente en la suya, sonrío y le robo un beso.

- Te quiero -me susurra en los labios.

- Te quiero -digo, y le doy otro beso-. Ahora... ¿podrías decirme por qué sabes que el destino puede cambiar?

Draco coge aire.

Esto no puede ser bueno...

ENTRE MUGGLES 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora