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—Quiero más, Channie —gimió de satisfacción Jeongin mientras terminaba de tragar la leche que su novio le había dado

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—Quiero más, Channie —gimió de satisfacción Jeongin mientras terminaba de tragar la leche que su novio le había dado.

—Realmente te gusta la leche de fresa, ¿eh? —se burló Chan mientras agarraba el vasito para servirle más leche a su novio, quien sonrió mientras asentía—. Te ves tan chiquitito ahora con el cabello despeinado, aunque eso cambia cuando veo tu cuello lleno de hermosas marcas.

Y claro que tendría marcas siendo un posesivo Chan quien, luego de que le dieran la noticia de que sería padre, había besado y le había hecho el amor al lindo demonio que tenía como novio. Por supuesto que Jeongin no se había negado y ahora estaba tan mimoso que había hecho que llamara a su trabajo pidiendo una semana libre para cuidar de su pareja quien estaba esperando un bebé.

—Me gusta la leche en general —bromeó con algo de doble sentido el menor mientras volvía a tomar de la leche de fresa—, y también me gusta que mi novio me mime demasiado.

—Y te mimaré, bonito, pero primero debo ir a comprarle alimento a Rocky y Berry. Ayer estaban... estábamos ansiosos por ti y les hablaba mientras les daba comida y cuando me di cuenta ya no tenían —Chan hizo un puchero luego de terminar con su relato.

—Eres un bobito, mi bobito —Jeongin sonrió para luego levantarse de lugar y caminar hacia su novio para abrazarlo, separándose segundos después—. Me iré a dar un baño de burbujas, suerte comprando la comida de Rocky y Berry.

Y sin decir más, Jeongin se dio la vuelta para caminar hacia el baño del hogar, dejando a un Chan con una tonta sonrisa en su rostro. Ese demonio iba a volverlo loco algún día y él se iba a dejar arrastrar a la locura.

—¡Ya volví, cielo! —anunció Chan dejando el gran paquete que contenía alimento para perro en la entrada—

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—¡Ya volví, cielo! —anunció Chan dejando el gran paquete que contenía alimento para perro en la entrada—. ¿Dónde estás? —preguntó quitándose los zapatos.

Caminó hasta la habitación que, a partir de ahora compartirán siempre, y al abrir la puerta, la ternura se hizo presente haciendo que quisiera chillar por lo bonito que se veía su novio. Estaba allí dormido con todo su cabello desordenado, una camisa grande cubriendo su cuerpo junto a unos pantalones holgados, las mejillas sin maquillaje y los labios levemente abiertos. Sin tardar ni un segundo más sacó su celular para poder sacar una foto de la bella escena, ya tenía un nuevo fondo de pantalla, Berry ya había estado en ese lugar por mucho tiempo. Se acercó con lentitud a la cama donde se encontraba su pareja y se acostó a su lado, acariciando sus mejillas.

—Despierta, colmillitos —ah sí, ese era un apodo que le había dado hace unos días luego de ver los bonitos colmillos que Jeongin tenía—. Despierta, vamos, no has comido nada más que la leche de fresa, pediremos tu comida favorita si quieres.

—Déjame dormir, mechudo —respondió Jeongin haciéndose bolita en la cama y abrazando una almohada, buscando comodidad. Chan rió por el apodo que le había puesto.

—Debes comer, no le hará bien a nuestro bebé que no comas —llevó una de sus manos a la pancita casi inexistente de Jeongin, sonriendo de manera boba otra vez.

—Comeré solamente si pides de ese restaurante que me gusta mucho —respondió el menor, estirándose tal cual un gatito. Pequeño y mimado Yang Jeongin, pensó Bang mientras sonreía.

—Entonces iré llamando, tú quédate aquí que ya vendré a llenarte de besos.

Dicho esto, Chan caminó fuera de la habitación para poder llamar al restaurante del que su novio hablaba y pedir su comida favorita, siendo su pedido aceptado. Volvió a la habitación tras unos minutos más, sonriendo al ver como Jeongin aún se estiraba en la cama cada cierto segundo.

—Tu comida viene en camino, llegará aquí en unos veinte minutos —con cuidado se colocó al lado de Jeongin, sonriendo al ver como este se subía encima suyo.

—Nos da tiempo para una sesión de mimos besitos —dijo Jeongin mientras hacia una pequeña boquita de pato, haciendo sonreír bobamente a Bang.

—Yo creo que nos da tiempo a algo más que a una sesión de mimos y besitos.

Respondió Chan antes de cambiar de posiciones dejando al demonio debajo suyo. En ese momento por primera vez en diez años se sintió completo, lleno, una extraña felicidad le invadía, una que no sentía desde los dieciséis años.

 En ese momento por primera vez en diez años se sintió completo, lleno, una extraña felicidad le invadía, una que no sentía desde los dieciséis años

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Sex Demon ☘ ChanInOnde histórias criam vida. Descubra agora