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Había pasado ya un mes desde el momento en el que casi se besaban y desde entonces había pasado más veces de las que esperaban

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Había pasado ya un mes desde el momento en el que casi se besaban y desde entonces había pasado más veces de las que esperaban.

Luego de la primera vez, la segunda vez había sido cuando ambos volvían juntos de sus respectivos trabajos, se habían tirado al sofá a comer frituras y comida chatarra cuando en una escena de terror Chan se había abrazado a Chan bastante asustado y se habían quedado mirando por largos segundos. Al momento de estar a nada de unir sus labios un grito de la película hizo que Chan se asustara y se separara. Sí, luego de eso se maldecía bastante.

La tercera fue cuando ambos, jugando, se cayeron encima uno del otro y estaban tan juntos más el deseo de ambos casi se besan, lastimosamente Minho llegó interrumpiendo el momento. Chan odió a Minho y aún más a Jisung, pues era quien quería ver a su mejor amigo.

La cuarta y última fue cuando Jeongin se durmió junto a Chan en la cama del último mencionado y al despertar el día siguiente, Bang se quedó tan hipnotizado con el rostro calmado del menor que estaba apunto de besarlo, claramente Berry no iba a aceptar eso y se abalanzó hacia Chan mordiéndole sin fuerza y ladrando, despertando rápidamente a Jeongin.

Chan estuvo enojado con Berry toda una semana.

Y ahí se encontraba Chan en la cafetería donde trabajaba el menor esperando que este terminara su turno, aunque no estaba absolutamente nada feliz mientras tomaba de su Bubble Tea. Había un chico en la barra coqueteándole a Jeongin, le tocaba el rostro, las mejillas y y su cabello, luego de unos minutos al fin acababa el turno de Jeongin. Claramente, el chico que coqueteaba con él le dio su número antes de despedirse, así que Chan, como todo celoso que era, agarró el papel y se lo metió a la boca, mordiendo este.

—¿Por qué haces eso, tonto? —regañó el menor mientras le daba de su agua al mayor, quien se había atragantado con un pedacito de papel.

—¡No ibas a mandarle un mensaje a ese chico ni loco! —Chan terminó el agua mientras ambos subían al automóvil del mayor.

—¿Es buen momento para hacerte recordar que no tengo celular? —recordó con obviedad el menor mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—Oh... Había olvidado eso —las mejillas de Bang se encendieron, dándole un aspecto algo tierno—. Aun así, no lo escribirás a nadie cuando tengas un celular.

—Celoso —Yang rió mientras miraba hacia el frente y Chan negaba con la cabeza.

—No soy celoso.

—No soy celoso

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Bien.... Recuerdan el "no soy celoso", ¿cierto? Pues eso no parecía mientras abrazaba posesivamente a Jeongin, sacándole la lengua a cada chico e incluso chica que mirara de más al demonio. Ellos no eran absolutamente nada, pero Chan tenía sentimientos encontrados con respecto al menor, le parecía hermoso y un amor de persona, sin embargo, no sabía si se podía definir cómo enamoramiento.

Bueno al tema, ambos estaban de compras, ya volviendo al auto, cuando un chico se le había acercado a Jeongin y le había pedido su número, desde ese suceso, que había sucedido hacía ya quince minutos y Chan no tenía ni la más mínima intención de soltar al menor.

—Chan, basta~. Empiezas a incomodar —el demonio hizo un puchero mientras se subía al auto, al fin Bang lo había dejado libre—. Últimamente estás muy celoso, no soy un niño.

—¡Pero no me gusta ver cómo te coquetean! —Chan se subió en la parte del piloto, manteniendo su ceño fruncido—. Mira si te enamoran y me quedo sin un demonio que me prepare la comida —Chan empezó a conducir, dejando a Jeongin algo desilusionado, algo que hace mucho no sentía se hizo presente, dolor.

—Oh, ya veo. Nadie me enamorara, bobo, no puedo sentir nada —el menor desvió su mirada hacia la ventana.

El resto del camino se mantuvieron en un silencio algo incómodo, de alguna manera Chan sentía que había dicho o hecho algo malo mientras que Jeongin únicamente deseaba poder volver en el tiempo y nunca haber tomado aquel camino.

Al llegar dónde vivían apenas entraron Jeongin fue a preparar la cena y Chan a bañarse. Durante toda su ducha, Chan no paró de pensar en el demonio, desarrollando así inconscientemente una erección. Sin importarle mucho salió del baño, se puso únicamente un short y caminó hacia la cocina.

Observó el cuerpo del demonio por unos segundos y sonrió de lado, se acercó al menor y lo abrazó por la espalda, dejando un pequeño beso en su hombro.

—Sí, estoy jodidamente celoso de las personas que te coquetean —pasó sus manos la estrecha cintura del demonio, juntándolas en el abdomen de este—. No me puedo imaginar a alguien besándote y que tú le correspondes porque yo quiero ser esa persona —agarrándolo, Chan hizo que el menor se diera vuelta—. No sé lo que siento, no sé si estoy sea bueno, pero sé que quiero hacerte sentir algo, que recuperes tus emociones e intentar que tu corazón lata por mí.

Sin esperar ninguna respuesta Chan pegó el cuerpo del menor a la mesada y unió sus labios, no era un beso tierno ni mucho menos uno romántico, era uno cargado del deseo de ambos.

Llevando sus brazos alrededor del cuello del más alto Jeongin se acercó más al chico, pronto y para estar más cómodos Chan cargó a Jeongin y lo sentó en la dichosa mesada. Pronto el beso se volvió más fogoso y sus lenguas chocaron, buscando el explorar las cavidades bucales contrarias, más sin lograrlo pues una batalla entre estas se desató, batalla que ninguno quería perder.

Lamentablemente para Chan, le oxígeno existe y sus pulmones ya casi no tenían por lo que, a regañadientes, se separó del menor. Se miraron a los ojos y Chan amaba la imagen que tenía del demonio, labios levemente hinchados y su respiración agitada. Se miraron por unos segundos antes de unir sus labios nuevamente.

Agarrando los muslos del menor, Chan lo cargó, empezando a caminar hacia la habitación, claramente antes de hacerlo apagó la cocina. Jeongin enredó sus piernas alrededor del cuerpo más alto y cuando llegaron a la habitación del mayor este se tiró a la cama dejando al demonio debajo suyo, obviamente sin aplastarlo.

Chan dirigió sus manos a la camiseta que tenía puesta el menor y, separándose del beso, se deshizo de esta tirándola en alguna parte de la habitación. Pasando sus grandes manos por la delicada figura del pálido empezó a besar su cuello y clavículas, succionando algunas veces y sacándole lindos jadeos al demonio.

—Escúchame, Innie —Chan subió hasta el oído del menor, sonriendo al ver que este era tan sumiso—. Lo primero que haré que sientas será el placer y te haré gritar mi nombre.

Vaya noche les esperaba a esos dos, y también a los pobres vecinos...

Vaya noche les esperaba a esos dos, y también a los pobres vecinos

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Sex Demon ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora