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Andromeda no dudo en abrazar a Sofia en cuanto la chica aprecio frente a ellos en en ese claro cubierto de nieve,mientras Klaus quemaba los cuerpos de los vampiros que habían matado.
Sofia había aparecido a travez de un portal que seguía abierto cuando Andromeda se aferró a ella.
—¿como estas?—preguntó Sofia acariciando el rostro de la rubia—oh,mi dulce niña.
Andromeda se encogió de hombros.
—no lo se.
Sofia le dio una mirada llena de cariño antes de indicarle a los vampiros que entraran en el portal,que su reina los esperaba.
Cuando los vampiros se fueron Klaus se acerco a Andromeda y la abrazo por la cintura.
—Lilith ha tomado lo que le corresponde por derecho —dijo la sacerdotisa con una sonrisa —pero quiero saber que harán ustedes.
—volveremos a Francia —dijo Klaus —para descansar unos días,primero tenemos que poner algunas cosas en orden.
—¿Mi Mamá sigue calmada?—preguntó Andrómeda.
Sofia mordió su labio,Hera no era conocida por ser calmada,pero se había tomado muy bien la noticia de embarazo de Andromeda,más que Ares,si a los Dioses les pudiera dar infartos,el Dios de la guerra ya no estaría vivo.
—lo está,aunque solo tus hermanos y Afrodita saben de la noticia, tu Madre la contuvo o bueno almenos por un tiempo. Te vistara pronto,eso es seguro.
Andromeda asintió,estaba muy feliz por recibir apoyo de Hera,le había dado el sentimiento de que si Madre la amaba,ella sabía que lo hacía,pero era incluso más fácil táctico cuando la Diosa se lo hacía saber a todos.
—¿y mi Padre?
Sofia dudo en contestar.
—dime,Sofia.
—el y Lilith pelearon antes de que Lili tomara Volterra. Aun así Lilith le dio las escrituras de la mansión aquí en Forks. Para que este ...ya sabes...
—lejos de la familia—susurro Andrómeda.
Le dolia,desde hace años le habían inculcado que la familia era todo,el incluso se lo había dejado claro y cuando lo había recuperado se había ido tan rápido como llegó.
Ese pensamiento se quedó en Andromeda hasta que llegaron a Francia. Habían sido días largos y cada vez estaba más segura de que su cumpleaño estaban maldito. Tal vez era por la ofensa a la madre naturaleza o el simple echo de ser la hija de la Diosa de Matrimonio.
Después de tantos años Andromeda se había negado a buscar una explicación. Se sentó en él sillón que daba hacia el gran ventanal del departamento. Sus ojos se llenaron de lágrimas derrepente mirando las luces de la ciudad.
