Discípula de un Sanin

38 4 10
                                    

No sabía que hacer o decir, lo de Koji era un secreto, la Aldea de la Arena jamás vería bien que me juntase con un ex miembro de Kaara.

- En ese caso, iré.

- Shinki... - Bajé mi mirada. - Verás, hay una persona que será mi Sensei; Quiere verme mañana temprano para entrenarme.

- ¿Quién es? Dime su nombre.

- Es... - Me puse nerviosa.

- Estoy esperando. - Dijo de forma tranquila, recostado en el sofá.

- No puedo...

Su mirada se tornó seria.

- No confío en ti, no puedo contarte nada.

- Esa excusa no te evadirá de mí. No irás.

- Shinki... - Mi mirada se tornó decisiva. - Cuando me enfrenté a ti, te dije que no perdería, ¿Lo recuerdas?

Me observó con atención.

- Mi palabra no ha cambiado, ¡No voy a perder ésta oportunidad de ser más fuerte!

Y dicho ésto salté muy alto y formé un sello, Shinki se protegió al instante con su armadura de metal arena.

- "Va a hacer un Katón."

Pero su sorpresa fue aún más grande, cuando se dio cuenta que había sacado un montón de humo por la boca y que me había escapado de casa, aprovechando la confusión creada por ese humo.

- "Seguramente me esté buscando, ¡Debo correr!"

Saltaba de un edificio a otro velozmente, tratando de alejarme lo más posible de allí, nerviosa. Cuando me había dado cuenta, estaba muy lejos de la casa de Gaara, escondida en uno de los tejados de la aldea.

Recuperé el aliento y me senté un poco, notando como la suave brisa desértica ondeaba mi pelo. Esa noche, debería dormir al aire libre.

- ¡Ya te tengo!

- ¡Ah...!

Alguien se abalanzó sobre mi, dejándome boca arriba mientras trataba de zafarme.

- ¡Maldito Shinki, no has podido encontrarme tan pronto...!

- ¿Shinki?, ¡De qué hablas chica!

Cuando observé bien su rostro, vi que se trataba de Kenshin.

- Tú...

- ¡Por tu culpa pudieron encerrarme en prisión, no te perdonaré ésto...!

- ¿Acaso bromeas?

Con un poco de esfuerzo aparté a Kenshin de un empujón, él quiso atacarme; Yo de inmediato lo bloqueé, golpeándole en la pierna.

- ¡Au...! Maldición... ¿¡Cuándo te volviste tan fuerte!?

- ¿Cuándo te volviste aún más idiota? - Le pregunté burlona.

- No tiene gracia... ¡Pudieron haber acabado conmigo por tu culpa!

- Oh, pobrecito... - Me burlé.

- No me iré, aunque me cueste, voy a acabar contigo aquí y ahora.

- Estoy deseando ver cómo lo intentas.

- ¡Suiton, ola de mar!

Una enorme ola se lanzó contra mí, yo la esquivé como pude.

- ¡Suiton, espada de agua!

De repente el chico formó con su propia agua una espada que empuñaba a ambas manos y se lanzó a por mí.

Antes Del Desastre- Kawaki (Next Generations) TWO VORTEXWhere stories live. Discover now