Dos Latidos

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La mañana había llegado en Konoha; y se había despertado fría y húmeda. Nimue no había podido dormir mucho. Pero la doctora que la atendía pasó a verla abriendo la puerta.

- Nimue, ¿Verdad?

- S- Sí.

Nimue se incorporó en la cama.

- Pues ha pasado una observación durante toda la tarde y noche, ya se puede ir a su casa con tranquilidad. Sólo una recomendación, que esté tranquila y no sufra emociones fuertes. Su desmayo fue provocado por aumento de pulsaciones aceleradas. Debe estar tranquila por unos días para evitar que ésto se repita.

- Vale...

- Mejórese y cualquier cosa que sienta o que no esté bien vuelva a verme.

Nimue se vistió con su ropa, y salió del hospital en dirección a su casa. Justo antes de salir, dos amigos la saludaron:

- ¡Nimue!

Boruto y Sarada estaban allí.

- Chicos...

- ¿Cómo te encuentras? Me alegro que te hayan dado el alta. - Dijo Sarada.

- ¿Estás mejor? - Preguntó Boruto.

- Sí, no os preocupéis. La doctora que me atendió me dijo que guardara reposo en casa.

- Si te vuelves a encontrar mal vuelve al hospital. - Dijo Sarada.

- Nimue, hablé con mi papá y me dijo que hoy estás invitada a cenar en casa si quieres. Estuvo muy preocupado por ti.

- No debiste molestar al Hokage, Boruto... - Dijo con algo de vergüenza.

- ¿Pero qué dices? El tonto de mi papá será Hokage pero también es padre. Y ya debes saber que es padre de toda la aldea.

Nimue sonrrió a Boruto.

- Dile que no debe preocuparse. Pero ésta noche no iré.

Boruto se extrañó.

- ¿Es por algo que dije?- Dijo en voz baja.

- No, Boruto. - Sonrrió. - Sólo... Quiero estar sola un tiempo.

- Está bien. - Sarada sonrrió. - Pero si te sientes sola ven a buscarnos. A mí o a Boruto.

- Gracias. Sois muy amables conmigo.

Después de ésto Nimue se despidió de ellos y siguió su camino. No llovía, pero el cielo aún estaba nublado. Caminaba lentamente y sería, hacia su casa.

Las calles no estaban muy transitadas. Pues era hora de clases, o de estar en casa tranquilamente, durmiendo. Ya que temprano y a la vez lloviendo, poca gente decidía salir a pasear.

Nimue entró a la tienda de animales dónde compró el pez para Kawaki, y compró unos ratones congelados.

Caminó hasta llegar a la zona de su casa. Subió las escaleras; La madera estaba mojada y resbalaba. Los cristales húmedos y goteantes. Estaban tan empañados que no podía verse el interior de la vivienda.

Entró y cerró la puerta, aún pensando en todo lo que le había pasado. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie. Tan sólo encerrarse en casa, y olvidarlo todo. La chica aún sentía ganas de llorar.

Entró a la habitación suya, donde estaba la caja de la serpiente de Mitsuki. La abrió con delicadeza y procuró cerrar todas las ventanas y puerta.

- Debes tener hambre, perdóname por no venir a verte.

Nimue ofreció a la serpiente blanca un ratón, quien lo olfateó y enseguida comenzó a comérselo.

- Siento que tengas que estar encerrada... Pero no puedo dejarte escapar para que le digas todo a Mitsuki. De verdad lo siento...

Antes Del Desastre- Kawaki (Next Generations) TWO VORTEXWhere stories live. Discover now