☯︎ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1 ☯︎

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ᴊ ɪ ɴ
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22:30 de la noche. Fiesta de navidad en la empresa...
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Erika D' Forte me guiña un ojo desde el otro extremo de la barra, y todo lo que puedo hacer es asentir con la cabeza. Soy jodidamente estúpido, de verdad. A la chica le gusta chupar la polla e incluso ha mencionado que tiene ganas de anal. Y sin embargo... mi cabeza simplemente no está allí. Uno pensaría que mi casi divorciado trasero de treinta y nueve años estaría clavando rubias de veintiuno con grandes labios brillantes. En cambio, me encuentro arrastrando mi mirada hacia mi vaso lleno de líquido ámbar. Dreno mi vaso y cuento los minutos hasta que pueda salir de esta estúpida fiesta.

Excepto que salir de la fiesta de Navidad de la empresa cuando eres el socio gerente estaría mal visto. Sin mencionar que estoy seguro de que este pequeño dato de información llegaría a Jessika. Es una pena que piense que después de casi veintidós años de matrimonio, ella me mostraría un poco de amabilidad. No Jessika. Ella ha sido una super perra desde que dije "sí" cuando solicitó el divorcio hace unos meses, supe que mi vida había terminado. Esa snob con exceso de botox ha estado tratando de llevarme a la bancarrota desde entonces. Gracias a Dios soy abogado. Si solo fuera un estúpido más, Jessika ya me habría jodido tanto que no podría sentarme por años. Pero conozco sus mañas de perra y he podido evitar cada uno de sus intentos de arruinarme.

—Voy a tener lo que sea que él tenga —resuena una voz profunda—. Y póngalo en su cuenta.

Resoplo y me giro para ver qué idiota está tratando de agriar aún más mi estado de ánimo. Cuando veo bien a un chico joven vestido como Santa, esbozó una sonrisa, a pesar de mí mismo. El tipo, que no puede ser mayor de veinte años, es alto y está en forma. Pero es la sonrisa en su rostro lo que me hace sacudir la cabeza de manera humorística.

—Las chicas malas están en esa dirección, Santa —le digo con un gruñido, y asintiendo hacia Erika donde está con algunos de los otros asistentes legales de la oficina parloteando acerca de Dios sabe qué, aunque mis colegas sólo parecen interesados en sus tetas.

Santa se ríe mientras se sienta en el taburete a mi lado. El camarero nos entrega nuestras bebidas antes de dirigirse a alguien que lo saluda. Mi mirada se dirige hacia Santa cuando se quita la gorra y pasa los dedos por su desordenado cabello rubio, salvaje y descuidado. Pone el sombrero sobre la barra y me mira con una sonrisa pícara.

—Gracias por la bebida, amigo —dice y hace un brindis con su vaso. A pesar de su estúpido atuendo navideño los ojos marrones del hombre son agudos e inteligentes. Ni siquiera lo conozco y conozco a todos los que trabajan en nuestra empresa. Debe haber venido con alguien como invitado o tal vez sea alguien que se hospede en este hotel y que haya decidido colarse a la fiesta.

—Jin —gruño y choco mi vaso con el suyo.

—Tae —responde y se apoya sobre su codo para mirar a Erika y la pandilla. Incluso puedo escuchar su risa hasta aquí y no puedo evitar estremecerme.

—¿Escapando del trabajo? —Le pregunto con una ceja levantada. Él asiente—. Chico inteligente.

Su atención vuelve a la mía y se encoge de hombros.

—Algo así. —Cuando comienza a trabajar en los botones de la parte delantera de su traje rojo, me encuentro obsesionado con sus dedos fuertes. Se quita la chaqueta y la arroja sobre la barra—. Maldición, hace calor aquí.

Admiro su físico. Su camiseta blanca se amolda a su pecho esculpido. Yo siempre he tratado de mantener mi cuerpo. Demonios, era una de las cosas por las que Jessika siempre se quejaba. "Te esfuerzas demasiado", como si mantenerse en forma fuera algo malo. Me pellizco el puente de la nariz e intento bloquear los pensamientos sobre ella. Incluso a punto de finalizar nuestro divorcio, ella todavía está controlando cada uno de mis pensamientos y acciones.

진태- ᴍᴀʟᴅɪᴛᴏ ᴀʙᴏɢᴀᴅᴏWhere stories live. Discover now