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"Conociéndonos"

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Me encontraba alistándome para ir a mi nuevo empleo, no tenía necesidad de trabajar pero, quería mantenerme ocupada y papá sabía que era aburrido estar todo el día en casa, en especial para una adolescente.

Salí de la habitación, estaba lloviendo aún, miré a Vanya la cual estaba sentada en las escaleras leyendo un libro.

Vanya, Five y yo éramos los más unidos, hasta que él viajo en el tiempo y quedó perdido...

Desde ese entonces, Vanya me hecha la culpa, porque piensa que yo influí en la decisión de Five, pues él una vez me lo contó, no pensé que hubiera consecuencias, tal vez debemimos escuchar a papá.

Pero jamás le dije Five qué se fuera pues sabía que era peligroso. Incluso le dije que se quedara.

Pero no me hizo caso, como siempre.

Hay mucho parecido entre él y Aidan, sólo que Aidan luce un poco más mayor que él.

Tomé mi abrigo negro junto a un paraguas y salí de la academia.

Entré a la limosina y me llevaron hacia la empresa.

Era una empresa de chocolate, la más reconocida de todas, era gigante.

Entre al lugar y podía notar que la mayoría de empleados eran mayores que yo.

Se escuchaba mi nombre entre susurros, mientras que algunas mujeres me miraban mal.

—Apuesto a que sólo la contrataron por ser una conquista de el joven Gallagher —Alguien susurró.

Entre al elevador y empecé a buscar a Gallagher.

No lo encontraba por ninguna parte, la verdad, empezaba a desesperarme un poco.

Comencé a caminar un poco más rápido, y, sin querer, choqué con alguien.

Alcé mi mirada y me encontré con sus ojos, él me dió una linda sonrisa.

—T/n, veo que es puntual, me gusta.

Asentí levemente.

—Perdón, soy un maleducado, ¿la lastime?

—No —Dije, mirándolo.

Las mirads estaban clavadas en él y yo, la mayoría me miraba con mala cara.

Será difícil este empleo.

Él me guió hacia mi oficina, era linda y grande, quedaba al lado de la suya, aunque la de él era mucho mejor, pues, era el jefe.

Empecé a acomodar mis cosas en el escritorio, en eso, toacaron la puerta, era el señor Rob.

—T/n —Este sonrió—. Necesito que me digas qué le hiciste a mí hijo —Dijo, divertido.

—¿Eh? —Ladee un poco la cabeza.

—Él jamás es amable con nadie, me sorprendió que anoche te haya tratado tan bien.

En eso, Aidan entró y me miró junto a su padre.

—Papá, un socio te está esperando en tu oficina —Dijo él.

El señor Rob se despidió de mí y se retiró.

Aidan entró y se acercó a mí un poco, mirandome.

—Señorita T/n, ¿podría preguntarle algo?

—Sí, claro.

The Other Woman| Will always cry herself to sleepWhere stories live. Discover now