—Ahora tienes diez minutos —es lo primero y lo último que dice.

—Demasiado para mi gusto.

Deposito las manos sobre los muslos desnudos de Jade, muy cerca del pequeño short deportivo que lleva puesto. Masajeo esa zona con toda la palma de mi mano sin dejar de mirarla ni un solo segundo, lento y al mismo tiempo fuerte, cada vez subiendo y acercándome más a aquel lugar tan deseado.

Escucho a Jade quejarse por lo bajo a culpa de la leve tortura que le estoy dando. Con una sonrisa juguetona, subo con mi mano hasta el punto exacto y deslizo mis dedos en círculos por arriba de la tela.

—Eres maldito.

Ya puedo sentir como mi pantalón comienza a apretarme. Estoy seguro que ella también lo siente cuando se arrima un poco más para arriba. Bajo la mirada hacia mí pantalón, le miró la boca, vuelvo a bajar la mirada y ya comienzo a entender que no aguantaré más viéndola sin saborearla por completo.

Estiro un brazo y le rodeo la nuca para acercarla a mi rostro. Sus pechos chocan contra mi remera, que por cierto, está estorbando demasiado. Jade y yo tenemos tanta conexión que no hace falta ni decirlo.
Me la quita sin que se lo pida y al sentir su piel rozando la mía, siento que exploto.

Muerdo su labio inferior y prometo no soltar esos labios nunca en mi vida.

La apreto más contra mí, mucho más, necesito tenerla más cerca, joder. Más.

—Liam… —suelta mi nombre aún pegada a mis labios.

Mierda.

Esta mujer me tiene jodidamente loco.

—En otras ocasiones hubiera preferido humedecer la zona de otra forma —le digo mirándole los labios con ansias—, ahora solo queda esto —sin apartar los ojos de ella, apreto más su short justo en su zona sensible y empiezo a masajear con ganas. Ella cierra los ojos intentando evitar un gemido—. Oh no, así no, Jade. Ahora me miras a los ojos. Teniendo tan poco tiempo prefiero asegurarme que lo disfrutes.

—¿Y tú cuando disfrutas? —gruñe entre mis labios, casi sin respiración.

—Yo disfruto viéndote a ti.

Jade abre los ojos, indefensa y se lanza hacia mí otra vez para besarme como loca mientras sigo estimulando su zona sobre encima de la tela. Sonríe y empieza a moverse sobre mí haciendo que mi amiguito quiera no, necesite salir ya.

—Quitalo, por favor —me suplica pegada a mi cuerpo refiriéndose al short.

Lo arranco. Claro que lo arranco. Lo lanzo hacia un costando, bajo su ropa interior y suspiro al ver que ella, a pesar de todo eso, se sienta devuelta encima de mi pecho.

Está hirviendo, maldita sea.

No puede hacerme esto.

Empujo su cuerpo hacia atrás, dejándola caer en el sofá. Veo sus ojos bajar a mi pantalón. No me doy cuenta cuando empieza a bajarme el cierre, pero segundos después, soy yo el que termina sacando el Jean por completo. Bueno, no solo el Jean. Sacando todo.

—Hazlo, ya —suplica la voz de mi chica. De un suspiro pesado, sonrío de lado y me voy para atrás, arrastrándome por su cuerpo—. ¿Qué… qué estás haciendo? —me termina preguntando, confundida.

Abro sus piernas y la miro con deseo.

—Déjame trabajar.

—Cariño, quedan solo unos minu…

Ella cierra la boca cuando mi lengua se encuentra con su sexo. Mientras que masajeo sus piernas con mis manos y ella se arquea poniendo los ojos en blanco, juego con mi lengua por doquier, ejerciendo presión, chupando, estimulándola demasiado. Soplo para que sienta un cambio de temperatura. Jade me dice algo que no logro escuchar y sigo con lo mio, humedeciendo todo para que acabe de la mejor forma posible.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora