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Liam

Mentí.

Les mentí.

Quizás todo lo que pasó en la noche en la que Melany desapareció no fue exactamente como lo dije. Bueno, en realidad sí fue así pero pasé muy por arriba un pequeño detalle que faltaba en la historia: el desenlace.

Mi desenlace.

Esa noche se tornó más oscura de lo normal minutos antes de hacer los grupos. Había visto una mariposa negra revolotear por el cielo entonces, le tomé una fotografía y opté por callarme. Sabía el significado ya que a lo largo de mi vida había pasado varios años en ese bosque junto al revolotear de las mariposas de colores pero, también, sabía a la perfección las consecuencias que ellas tenían y a veces, solo a veces, era mejor callarse.

¿Por qué?

Bueno porque, luego todos al saber su significado entran en pánico, modifican lo que ya está escrito en el destino, generan un Efecto Mariposa y eso es lo que causa la muerte de la persona. No la mariposa o el tótem en sí.

A pesar de las palabras cortantes y amenazantes de Melany me autoconvencí para regresar al grupo de gente en el que estaba. No podía quedar como sospechoso, no podía arruinarme el campamento entero solo porque no me gustaba ella o por el simple hecho de que le había dicho lo que realmente sentía.

Entonces, caminé a pasos agigantados por todo el bosque con el objetivo de llegar a tiempo hasta que pasó lo inesperado, me tropecé. Me tropecé contra una piedra tallada y extremadamente extraña.

Una vez que mi cuerpo se estrelló contra el piso, mientras me retorcía de dolor, no tardé ni dos segundos en entender que se trataba de un tótem. La explicación del profesor Miller rondaba en mi mente, sabía que no debía observarlo, sabía que iba a tener que asimilar las consecuencias de mis actos, sabía tantas cosas excepto que bueno, que ese era un tótem terminal, es decir: de la muerte.

De mi muerte.

O de alguien de mi entorno.

Al principio pensé en Melany, ¿y si de había hecho daño por mi culpa? ¿Y si la había herido tanto con mis palabras que pensó en...? No, no podía ser pero, tampoco podía quedarme con la duda. No sabiendo que tenía en mis manos la respuesta.

Cargándome de valor introducí mi ojo en el hueco del tótem. Y esa, posiblemente fue la peor decisión que tomé en mi puta vida.

Primera imagen.

Primero la vi a ella. Sí, a ella. Porque bueno, en ese momento ni recordaba su nombre. Para que se den una idea solo la registraba como la chica mhm... interesante que me estaba clavando la mirada en el fogón de iniciación y que, desgraciadamente, compartiría cabaña conmigo todo el jodido campamento.

Segunda imagen.

La chica se encontraba adormecida en una sala blanca con demasiada luz. Ella estaba sentada en una silla, su labio tenía un corte y sobre su cuerpo solo llevaba puesta una bata gris sucia.

Tercera imagen.

Yo presenciaba lo que sea que estaba sucediendo detrás de un gran estante con miedo, como si esa desconocida me importara más de lo que creía.

Efecto Mariposa ©Where stories live. Discover now