EXTRA 2

34.4K 2.3K 1K
                                    

Liam

Toqué más de diez veces la puerta, y a pesar de todo eso, Cris seguía sin darme señales de vida. Entonces me decidí por volver a tocar la puerta una vez más, y otra, y otra, y quizás otra más también cuando de pronto...

La puerta se abrió soltando un chillido.

—¿La chica de los ojos miel ya te ha echado de la cabaña? —me preguntó con un aire burlón, pero lo peor de todo no fue eso ni la cara de rechazo que le puse, fue su estado: Cris estaba en calzones.

—¿Desde cuando...? —lo escaneé con una mueca graciosilla y volví a fijarme en su rostro cuando vi que estaba sonrojado.

—No es lo que parece, chico —se apresuró a decir—. No me mires con esa cara. Yo no miento. Nunca. Mira si yo... ¡No! ¡Por dios y la virgen! ¡Esas cosas no se hacen! ¡Ve, entra ahora y deja de decir tonterías!

Me hizo una seña como para que entrara y yo lo seguí, tapando mis ojos para joderlo un rato. Cerró la puerta y comenzó a colocarse su uniforme a toda prisa.

—Ya me cambié. Ya puedes destapar tus ojos.

—¿Quién dijo que me los tapaba por eso?

Me miró, confundido.

—¿Entonces qué...?

Suspiré.

—¿Está Betty por allí en ropa interior?

—¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Qué son esas ocurrencias?!

Joder, como amo hacer enfadar a este hombre.

—Como encuentre a Betty dentro del placar...

—¡Que no!

—Mira que no quiero más traumas, eh.

—¡Ya dije que no hay nadie! ¡Solo estaba haciendo de lo segundo en el baño y el asunto se puso jodido!

—Mierda, no quería escuchar eso.

Cris tragó grueso.

—¿A qué viniste, chico?

—Me alojaré aquí hasta que el campamento acabe.

—¿Motivo...?

—Ninguno.

—Sabes que no puedes mentirme.

—Dije que no ningún motivo.

***

—Es que cuando me mira con esa cara no puedo pensar bien, joder. Pienso con... con el corazón y no con la cabeza, ¿lo pillas?

Estaba acostado en el sillón boca arriba mientras Cris, que se encontraba sentado a un costado en el sofá, me escuchaba ya con cierto cariño y concentración.

Él sonrió.

—Sigue.

—No se si siente lo mismo que yo. Es indescifrable, como todas las mujeres.

—Pero tú tienes bien en claro lo que sientes por ella.

—Ya.

—¿Y qué sientes, Liam?

—Ahora mismo siento ganas de que me atropelle un camión. ¿Cuenta?

—Sin sarcasmo, chico.

Puse mis ojos en blanco y froté mi sien con los dedos, cansado.

—Pues nada. Que estoy jodido por ella, nada fuera de lo que ya sabemos.

Efecto Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora