14. Gimme Shelter

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Lisa sonríe mientras observa a Roseanne tomar la bandeja con la cena y dejarla sobre la mesita plegable que está dispuesta sobre las piernas de la castaña. Después de haber pasado la tarde juntas en el jardín del hospital y de ver a sus hijos jugar y reír, no pudo si no pedirle a la rubia que se quedara.

Los niños se habían ido con Jisoo, quien no dudó en sonreír y bromear cuando Lisa propuso que, por esta noche, quizá Rosé podía quedarse a dormir en el hospital. Lo que no esperó fue que la rubia aceptara con una sonrisa. 

La arquitecta no podía mentir... a medida que sabía un poco más sobre Roseanne y sobre la relación que ambas tenían, sentía mucha más curiosidad por saber cuáles habían sido sus siguientes pasos. Sentía absoluta curiosidad por cómo había sido su relación... ¿era tan buena como parecía? ¿realmente Rosé siempre había sido tan atenta como demostraba ser?. 

- Huele de maravilla - dice la voz de la rubia que se sienta en la butaca mientras destapa uno de los tápers.

Lisa mira la bandeja y puede ver el pescado nadando en agua que tiene una pinta horrible y se pregunta si la rubia está bromeando.

- ¿Lo dices en serio? ¿O es una estrategia para hacer que coma?. - Rosé suelta una carcajada y Lisa se pregunta si alguna vez su yo del pasado, ese que no recuerda, se dio cuenta de que esa risa era hermosa. Esperaba que se lo hubiera dicho muchas veces, porque realmente lo era, pero algo la empujaba a ser tímida ahora y a no soltarlo de su boca.

- Tienes que comértelo - le dice como si Lisa fuese una niña pequeña.

- Huele horrible, se ve horrible y probablemente sepa horrible. - frunce el ceño sacando ese puchero que mil veces ha hecho a Rosé derretirse.

- Lisa... ¿no te parece que ya eres mayor como para quejarte?

- No... - dice cruzándose de brazos y mirando a la rubia que suelta una risita y niega con la cabeza mientras se muerde el labio inferior. Lisa la observa... aquel gesto es lindo... más que lindo... siente que es algo que necesita ver más. - ¿Qué es tan gracioso?. - pregunta en exagerado tono infantil.

- Nada... solo... - sonríe - Da igual cuánto hayas olvidado, sigues siendo tú... y... amo eso - sonríe tímidamente recogiéndose un mechón de su rubio cabello.

Lisa observa ese gesto también... es como si Rosé lo hiciera a cámara lenta, y de un momento a otro se encuentra preguntándose si ella la dejaría hacer eso... si dejaría que la tocara por un segundo... Siente su cuerpo temblar, como si fuera una necesidad que necesita ser cubierta ya. ¿Cómo puedes pedirle a tu esposa que te deje tocarla? ¿Debería hacerlo sin más? ¿Roseanne lo encontraría estúpido? ¿Siquiera ella misma se permitiría dar ese paso?.

- ¿Estás bien...? - escucha esa dulce voz trayéndola a tierra. Lisa la mira y duda por un segundo si debe hablar y decirle lo que ahora piensa... no sabe por qué... pero necesita su tacto, necesita saber lo que se siente en su piel, necesita que ella la mire como solían hacerlo, aunque Lisa no lo recuerde... pero simplemente asiente y toma el tenedor para partir un trozo de pescado.

La rubia la observa divertida mientras Lisa hace ese gesto de asco tan propio al de sus hijos. Los tres lo odian... lo odian con todas sus fuerzas, y solo son capaces de comerlo cuando Rosé lo cocina, así que no es ninguna novedad para ella ver que Lisa detesta lo que tiene en su plato.

Se muere de ganas por tomar el cubierto y apartarlo... se muere de ganas por retirar esa bandeja que está justo en medio, y se muere de ganas por sentarse en el regazo de Lisa, tomar su rostro entre sus manos y besarla hasta la saciedad... se muere de ganas por hacerlo y por sentir sus manos recorriendo su cuerpo. No busca que sea fogoso... solo echa de menos que acaricie su piel... Lisa solía ser tan delicada, tan dulce, sin importar cuán fuera de control estuvieran por la pasión... Lisa solo era Lisa amando a Rosé como si fuera el ser más puro y fascinante del universo.

30 SongsWhere stories live. Discover now