Capítulo 54.

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—¿Puedes dejar de caminar por mi oficina? Me estas poniendo nervioso.

—¿Cómo es que no estas nervioso?— pregunté alterada.


Harry estaba sentado en su silla pareciendo estar relajado pero en realidad sabía que estaba asustado por la manera en como mueve su pierna y los anillos de sus dedos.


—¡Esa mujer que acaba de irse, nos dijo que tenías que casarte con Ángela!— susurré. —¿Cómo es que si quiera quiso preguntarme a mí? ¿ella sabe algo?

—No, no creo que sepa algo.

—¿Y entonces por qué me cuestionaba?

—Porque quería asustarte. Esa mujer vive para eso.


Lo miré y él apretaba los puños. Trate de tranquilizarme y me senté en una de los asientos al frente del escritorio de Harry.


—¿Ella te odia?— pregunté tímidamente. No quiero que él me responda mal.


Me miro un segundo antes de apartar la mirada y maldecir.


—Ella hacía mi vida imposible.

—Porque estabas con Ángela.— Asumí.

—Porque no soy digno para ella.— Se rio sin ganas. —Pura mierda.— Gruñó.

—¿Te sigue afectando que diga eso?

—Me acostumbre a eso pero lo que más me molesta que ella piense que es mejor que yo y ella no lo es.

—Oye.— Rodee su escritorio y me senté en su regazo. Había cerrado con seguro la puerta de su oficina, así que no había nada que temer. —No te pongas así.— Acaricie su cabello, jugando con sus rulos en mis dedos.

—Es que no es justo.— Reclamo como un niño pequeño. —Desde la primera vez que me vio, me juzgo. ¡Me juzgo sin conocerme!— Alzo la voz.

—Tranquilo, no quieres despertar la atención de los demás.— Acaricie su mejilla. —Ella está equivocada, eres lo mejor que le puede pasar a cualquier persona.


Me miro triste y rodeo mi cintura con su brazo derecho.


—No creo que soy esa persona, Rose.

—Si lo eres, estas dejando que ella se meta en tu cabeza y no puede suceder. Eres una persona muy valiosa y estoy agradecida que tu estés en mi vida.


Se me quedo mirando a mis ojos, su mirada penetrante me intimidaba un poco pero no pensaba apartar mis ojos. Acercó su rostro al mío, pensé que me iba a besar pero solo junto su frente a la mía.


—¿Qué he hecho para que estés en mi vida?

—Me contrataste como tu asistente.— Bromee.


Se rio y me sentí como si había cumplido con mi objetivo. Verlo feliz y hacerlo reír es una de mis objetivos en la vida.


—Sé que algún día te alejarás de mi lado y no podré evitar que te vayas.— Murmuro melancólico.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora