Capítulo 25. Profecía.

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Varios días más tarde, Jimin caminaba con Simi en brazos por los pasillos del castillo. Yoongi a su lado, cargaba con el pequeño capazo donde su hija solía reposar cuando no estaba con ninguno de ellos. El silfo tarareaba una canción demasiado alegre en idioma feérico y su dulce voz, que rebotaba por los pasillos, parecía ser lo único que calmaba a la pequeña en esos momentos. Era una de las primeras veces que Simi iba a conocer el mundo más allá de las cuatro paredes de los aposentos reales y Yoongi se encontraba más alerta que nunca en ese momento. Con el nacimiento, no solo su instinto paternal se había activado, sino que sus neuróticos instintos de rey y de esposo, habían arrollado todo a su paso para colocarse en primera linea de fuego dispuesto a defender cualquier amenaza que se acercase a los que amaba.

-No se como puedes estar contento-atacó el rey con seriedad. Jimin sonrió sin dejar de hacerle carantoñas a Simi.

-Y yo no se como puedes refunfuñar tanto-contraatacó Jimin sin borrar aquella sonrisa de su rostro. Por fin había conseguido que Yoongi cediera y lo acompañase a entrenar de nuevo.  

-Es solo que no entiendo esa imperiosa necesidad de volver a entrenar tan pronto, criatura-comentó el mayor frustrado. Había intentado por todos los medios que Jimin descansase y estuviese tranquilo después de haber tenido que poner toda su magia en el nacimiento de Simi. Incluso había convencido a Namjoon para que intentase hacerle entrar en razón. Pero no lo habían conseguido y tras la amenaza del joven de entrenar sin él, había entrado en pánico, había pataleado como un niño pequeño y luego había prometido acompañarlo, cediendo así una vez más a los deseos de ese hombre, que amenazaba con ser su perdición. Jimin se había reído y lo había comparado con Simi, pero algo dentro de su corazón había suspirado con alivio al saber que Yoongi estaría a su lado.

-Solo quiero estar preparado, llegado el día necesitaré estar completamente listo para soportar vuestra magia y destruir los inhibidores-contestó Jimin saliendo por fin al exterior. Una cálida brisa de primavera les dio la bienvenida y les revolvió los cabellos. Jimin respiró profundo y agradeció el olor de las flores que habían brotado con la llegada del buen tiempo.

Caminaron hacia el pequeño banquito a la sombra donde solían dejar sus cosas siempre que entrenaban en aquel campo y Yoongi acomodó el capazo de Simi preocupándose de ponerlo perfecto para que si la niña se movía, no se moviese de su sitio.

-Lo entiendo, pero acabas de ser padre, tu magia no está del todo recuperada y podrías hacerte daño-intentó argumentar el más mayor, tratando de hacerlo entrar en razón por milésima vez. Perdió aquel atisbo de esperanza cuando vio a Jimin jugueteando y sonriendo a su hija sin prestarle la menor atención.

-Simi y tu me soportáis-respondió el joven silfo sin mirarlo siquiera mientras acomodaba a la pequeña entre sus brazos. Yoongi negó con la cabez y se preguntó cómo podía ser tan terco.

-Está bien, pero si ves que te agotas-comenzó a decir el mayor. Jimin suspiró y asintió deprisa clavando su mirada azul helada en la de Yoongi.

-Tranquilo, te lo haré saber-dijo para calmarlo. 

Yoongi suspiró con pesadez, se acercó a Jimin y besó sus labios delicadamente antes de darse la vuelta y caminar hasta su posición. El silfo sonrió ante la preocupación de su esposo y recordó aquellos ya lejanos tiempo en los que se conocieron, cuando de igual manera, Yoongi se desvivía por protegerlo.

Contempló a Simi y se esforzó por entender al mayor con su profunda dedicación a cuidarlos a ambos de todo peligro. La meció un par de veces y la niña frunció los labios en un intento de primitiva sonrisa.

-Tú confías en mi ¿verdad, mi amor?-preguntó Jimin alzando a la pequeña que lo miró fijamente. El silfo rozó con cariño su nariz contra la de su hija y luego la acomodó en el pequeño capazo. -Voy a enseñarle a papi de lo que es capaz un silfo, tu no te muevas de aquí-añadió quitándose el canalizador del cuello y dejándolo al lado de su hija.

ERIA/YoonminWhere stories live. Discover now