Capítulo 7. Nómada.

115 21 0
                                    

Por más que había intentado evitar los entrenamientos con Yoongi no había podido. Estaba cansado y altamente frustrado porque los intentos por controlar su magia habían sido en vano. A ello se unía también el mismo sentimiento por no haber podido parar de darle vueltas al asunto de cómo Yoongi había podido ver sus alas el primer día que había adquirido su forma mágica delante de él. La cabeza le iba a mil por hora y el corazón parecía explotarle cada vez que el joven rey lo miraba con aquella incertidumbre y aquella desazón por enseñarle a controlar su magia. No entendía muy bien lo que le estaba pasando, pero se encontraba tan frustrado y tan descontrolado, que esa mañana cuando el sol comenzó a verse por las montañas, Jimin se dio la vuelta y volvió a cerrar los ojos obviando su cita matutina de todos los días.

Acua maulló a su lado cuando la abrazó contra su cuerpo y rozó con sus bigotes la cara del joven queriéndole decir que se levantase, pero Jimin solo la aplastó contra sí y el animal se dejó hacer.

Un rato después, mientras Jimin soñaba con campos de lavanda y bucólicas carreras a cámara lenta, un par de toques en la puerta lo trajeron de vuelta directamente del mundo de los sueños a su habitación en el castillo de Eria. Abrió los ojos perezoso y miró los ojos felinos de Acua que lo observaban desde el mismo sitio en el que se había quedado antes acurrucada a su lado.

-¿Si nos hacemos los dormidos se irá?-susurró hacia la gata que giró levemente la cabeza como si lo entendiese. Unos segundos después una risita al otro lado de la puerta lo distrajo de su plan.

-Jimin, te has olvidado de que mi magia viaja por el aire-advirtió la voz del rey al otro lado. Jimin cerró los ojos dándose cuenta de cómo había pasado ese pequeño detalle por alto y se había delatado a sí mismo. -Abre, ya sé que estás despierto-añadió como si no fuese evidente.

El joven se levantó pateando las sábanas de la cama y se quedó durante unos minutos sentado en el borde hasta que se decidió a levantarse para ir a abrir a Yoongi que seguía allí esperando.

Se colocó la suave bata de seda que tenía en la butaca, abrió despacio y se encontró al rey completamente vestido con los brazos cruzados sobre el pecho mirándole como si esperase a que dijese algo.

-No me obligues a entrenar hoy, por favor, me duelen huesos que no sabía que tenía-gimoteó el silfo abriendo la puerta del todo para dejar pasar a Yoongi. El rey entró con rostro serio, pero luego lo suavizó y ante el puchero de Jimin, que había dejado caer su cuerpo derrotado de nuevo sobre el colchón. Acua bajó corriendo de la cama y se restregó entre las piernas de su dueño.

-Pequeña peluda traidora, últimamente pasas más tiempo con Jimin que conmigo-reclamó al animal que maulló con tranquilidad. Jimin sonrió y la gata se acercó a él para que la acariciase del mismo modo que había hecho Yoongi.

-Esta gata es especial-determinó Jimin mientras acariciaba la cabeza de la gata con cariño. Yoongi no pudo más que asentir embelesado por aquella imagen. Con Jimin y ese aura que le estaba torturando durante esos días, tratando a Acua como si fuese el ser más valioso del mundo.

-Últimamente hay muchos habitantes especiales en este castillo -comentó el rey mirándolo a él directamente. Y cuando se dio cuenta de lo que había dicho retiró la mirada de aquel muchacho y balbuceó como un niño cohibido. Jimin se incorporó un poco estirando su espalda mientras Acua seguía rondando entre ellos y lo miró con una sonrisa mientras este intentaba borrar sus palabras. Negó enternecido y con el corazón encogido en su pecho.

-En serio, ¿te importa si no entrenamos hoy?-preguntó intentando desviar el tema para que a Yoongi no le diese un infarto y dejase de balbucear y sonrojarse.

-Sin problema, además hay algo que tengo que enseñarte desde hace unos días, pero no he encontrado la ocasión, ¿puedes venir?-explicó Yoongi agradecido con el silfo por haber pasado por alto sus palabras.

ERIA/YoonminWhere stories live. Discover now