Capitulo 17. Rumbo.

84 18 18
                                    

El tiempo había pasado lento en aquella cama. Al amanecer del segundo día, cuando Jimin despertó de su letargo, se encontró con Taehyung sobre el colchón, abrazándolo como si fuese a marcharse a algún lugar y al otro lado, el pequeño y peludo cuerpo de Acua, apretando su costado como si temiese que la dejase en cualquier momento.

Le costó unos minutos ubicarse dentro de la habitación y en completo silencio recordó porque se encontraba allí e intuyó porque el tritón y la gata se habían pegado a él de esa forma.

No recordaba demasiado del proceso por el que había pasado, ni de si había despertado antes de ese momento, pero si sabia perfectamente como había llegado hasta allí y cuáles habían sido las causas. Frunció el ceño cuando un pequeño pinchazo surcó su cuerpo avisándole de que aún no estaba completamente recuperado y ahogó un gimoteo al ser consciente de cómo su cuerpo ardía por el rechazo de Yoongi a su destino. Respiró entrecortadamente y cuando paró a pensar se dio cuenta de lo más importante, que seguía vivo y que había logrado sobrevivir a una muerte segura. Y entonces volvió a cerrar los ojos agotado y se abrazó a su amigo que dormía plácidamente a su lado.

El cansancio de su cuerpo resistiéndose a los brazos de la muerte y el dolor intenso de su corazón latiendo a media voz, lo hicieron caer de nuevo en el letargo de los últimos días.

Cuando volvió a despertarse por la mañana, Tae seguía allí, acariciando a Acua entre sus brazos que parecía extrañamente tranquila después del arrebato que había protagonizado anteriormente contra su amigo. En el momento que Tae posó sus ojos sobre los ojos entreabiertos de su amigo y se dio cuenta de que estaba despierto, aquella habitación se volvió una auténtica locura.

Recibió abrazos asfixiantes de Taehyung y la noticia no tardó en correr como la pólvora por el castillo haciendo que todo el mundo buscase un momento para pasarse por su habitación. Una avalancha de personas surcó su habitación durante todo el día. Acua, se pasó aquellas horas bufando a todo aquel que entraba en los aposentos del príncipe, sentada sobre el regazo de este que intentaba calmarla inútilmente.

Jimin suspiró ofuscado cuando Namjoon echó a los últimos guardias que habían pasado a visitarlo y tuvo ganas de llorar desalmadamente de nuevo, porque entre todas aquellas personas, la única presencia que su cuerpo requería en aquel momento, no había aparecido.

Al día siguiente, pronto por la mañana, Namjoon apareció sonriente por la puerta sin dejar de mostrar aquellos adorables hoyuelos en sus mejillas.

-¿Cómo está mi paciente favorito?-preguntó con una sonrisa mientras se acercaba a la cama de Jimin. Este sonrió casi imperceptiblemente y abrazó a su amigo cuando lo tuvo cerca. El sanador correspondió a aquel abrazo con todo el cariño que pudo intentando calmar al joven silfo.

-Abrumado si te digo la verdad-contestó el joven. Una pequeña risita escapó de los labios del mayor.

-Han sido muchas cosas todas a la vez, pero no te preocupes- murmuró comprensivo. La magia a su alrededor lo estaba asfixiando y se preguntó cómo podía Jimin estar resistiendo a esa absoluta tortura dentro de su propio cuerpo. -Vas a estar bien, ahora déjame controlar esa magia tuya que nos va a costar un disgusto- bromeó.

-Nam...¿por qué no he muerto?-preguntó el joven rompiendo el silencio que se había formado a su alrededor. El aludido levantó la cabeza y lo miró a los ojos fijamente. Ese verde del hijo de la tierra le dio escalofríos.

-Porque no era tu momento-afirmó el mayor únicamente. Ni quiera él sabía a ciencia cierta cómo era posible aquel milagro.

-¿Quiere decir eso que he confundido lo que siento por Yoongi?-inquirió enmascarando sus palabras en un intenso suspiro. El mayor negó en silencio y entrelazó su mano con la del silfo en silencio.

ERIA/YoonminWhere stories live. Discover now