Capítulo 24. Armonía.

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Cuando abrió los ojos esa mañana, Jimin sintió que había dormido toda una vida. Bostezó tranquilo y se frotó los ojos para luego girarse esperando encontrar a Yoongi a su lado, pero no fue así. Cuando se incorporó, un espeso mareo le sobrevino y sus ojos se fijaron en la cuna vacía a su lado.

-Simi-murmuró. Apartó las mantas de su cuerpo y se dispuso a salir de la cama, pero cuando alzó la vista encontró a Yoongi saliendo del pequeño cuarto contiguo que utilizaban para asearse. Su esposo llevaba a la pequeña envuelta en una bonita manta bordada que les había regalado la madre de Eleanor y tarareaba una canción de cuna mientras mecía a la pequeña. Acua, a sus pies, caminaba deprisa para quedarse al lado de la niña.

-Ya estás despierto-comentó Yoongi únicamente cuando sus ojos se encontraron. Jimin asintió y lo vio acercarse mientras contemplaba cómo la niña parecía estar empezando a quedarse dormida. 

-Perdona si te hemos asustado, Simi necesitaba que le cambiasen el pañal y no quería molestarte-se disculpó cuando observó la preocupación en el rostro del silfo.

-Tranquilo, gracias por hacerlo por mi-respondió Jimin cruzando las piernas y sentándose sobre el colchón para recibir a su hija en sus brazos. Yoongi frunció los labios en un mohín confuso y luego le pasó a la niña para que siguiese acunándola mientras él procedía a rodear la cama para sentarse a su lado.

-Jimin, es mi hija también, no tienes que cargar con el peso de las responsabilidades tú solo-alegó dejándose caer a su lado para mirarlo a los ojos. El silfo suspiró y con una mano acarició el cabello desordenado de Yoongi.

-Lo sé, pero aún no te has recuperado tampoco y tengo miedo-respondió intentando darle a conocer a Yoongi como se sentía en aquellos momentos.

-Me encuentro mucho mejor, tu magia y la de Simi me hacen mucho bien y según lo que me dijo ayer Nam, el nacimiento propició la curación de mis heridas que ya están mucho mejor-explicó el mayor restándole importancia a todas aquellas dolencias que días atrás lo habían estado arrastrando a la muerte. El silfo negó con la cabeza.

-Aún así, no quiero volver a pensar que te pierdo-admitió Jimin angustiado.

-Eso es algo que no puedo prometerte, mi amor, tu sabes que hay cosas que nos pondrán en peligro en el futuro...-comenzó a decir. Jimin tomó aire y posó un dedo sobre los labios del mayor para hacerlo callar. Este cerró los ojos y simplemente besó con dulzura allí donde la cálida piel de Jimin lo tocaba.

-Dejemos de hablar de cosas tristes, por favor-pidió afligido. Yoongi aceptó en silencio y sus dedos se movieron como por inercia para acariciar la pequeña mano de Simi que asomaba entre la manta.

-¿No crees que es lo más bonito que han visto tus ojos?-preguntó para Jimin sin dejar de mirarla. Este sonrió enternecido y asintió levemente.

-Lo es, es un pedazo de esperanza en este mundo tan sombrío-comentó sin dejar de mirar a su pequeña.

-También es la criatura más poderosa de este castillo y probablemente de Eria-añadió su esposo sin poder evitar que un sentimiento oscuro se colase por un segundo en su corazón. Esa vez, Jimin no pudo evitar que la sonrisa que portaba se convirtiese en una pequeña risilla que rebotó en su pecho. Simi se agitó un segundo ante el ligero movimiento pero luego volvió a acurrucarse contra el pecho de su padre y siguió durmiendo en paz.

-Y parece inofensiva-aseguró el silfo mirando como la pequeña princesa se agazapaba como un conejillo contra su cuerpo buscando el calor.

-No creo que nadie piense que nuestra hija es inofensiva-objetó Yoongi. -Con lo que grita cuando llora, ahora mismo la mitad de nuestro reino está haciendo las maletas para huir de Simi-volvió a decir de manera exagerada. El silfo dejó escapar una sonora carcajada.

ERIA/YoonminWhere stories live. Discover now