I

449 42 5
                                    

Los Pevensie no deseaban otra cosa que volver a Narnia, su padre había muerto en guerra y su madre de una enfermedad incurable

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los Pevensie no deseaban otra cosa que volver a Narnia, su padre había muerto en guerra y su madre de una enfermedad incurable. Fue cuando los hermanos se separaron, Lucy junto con Edmund vivían en Inglaterra junto a su irritante primo, mientras que Peter y Susan estaban en América.

Peter y Susan habían hablado, cuando volvieran a Narnia, se quedarían, ya no tenían nada en su mundo porque quedarse, sabían que faltaba muy poco para volver.

Por otro lado, Caspian se encontraba a bordo de un navío en busca de los siete lores, pero más importante, de Fayna. Aquella nota instaló un mal presentimiento en el pecho del rey, pues junto con la nota, había un colgante de un ave fénix, no sabía que Fayna lo había dejado en sus manos en caso de que su viaje se complicara.

El pelinegro estaba perdido en sus pensamientos cuando escucho la voz de uno de sus hombres.

—¡Majestad, hay gente en el agua! — Caspian, junto con otros tripulantes se tiró al mar. No supo quienes eran hasta que escucho una voz familiar.

—¿Caspian? — Habló Lucy. — Chicos es Caspian.

Cuando Subieron al barco lo primero que hizo Caspian fue abrazar a sus amigos.

—Peter, Susan, es increíble que volvieran. — Mencionó confundido por la presencia de los mayores. — Pero me alegra que estén aquí. — No sabía cómo explicarles la ausencia de Fayna.

Peter estuvo buscando con la mirada a la pelirroja, pero se extrañó al no verla.

—¿No nos llamaste? — Escuchó la voz confundida de Edmund.

—No esta vez. — Aseguró.

Se escuchó un grito muy agudo, que provocó que toda la tripulación volteara hacia donde un pequeño niño gritaba mientras Reep intentaba calmarlo. Eustace, el irritante primo de los Pevensie.

—¡Reepicheep! — Exclamo Lucy, feliz de ver de nuevo al valiente ratón.

­­—Majestades. — Saludó a los cuatro con una reverencia.

—Un placer volver a verte. — Saludó Edmund, quien para sus adentros lamentaba el alboroto del pequeño rubio.

—El placer es todo mío señor, pero antes, ¿Qué quiere que hagamos con este histérico forastero? — El toque de burla no pasó desapercibido en la frase de Reep. Y claro, otra vez, el niño gritó.

—¡Esa rata trato de arrancarme los ojos con sus garras! — El muchacho estaba completamente aterrorizado.

—Únicamente quería expulsar el agua de sus pulmones, señor. — Excuso Reep, lo que solo sirvió para atormentar más al pequeño.

—¡Habló! ¿Oyeron lo que dijo? — Señaló asustado y uno de los tripulantes contestó.

—Es todo lo que hace. —

—Diría que lo difícil es obligarlo a callar. — Se burló Caspian.

—En el momento en que no haya más que decir, alteza, le prometo que no hablare. — Defendió el ratón. Entre las quejas del niño, no 'pudo evitar preguntar una cosa. — ¿Podemos regresarlo al mar?

Peter y Edmund de verdad parecían considerarlo, y claro, recibieron un golpe en la nuca por parte de sus hermanas.

—¡Les ordeno que me digan en donde estoy! — Que irritante era ese niño,

Un amable minotauro contesto su pregunta.

—En el viajero del alba, el mejor navío de la flota narniana. — Ante la respuesta, Eustace se desmayó. — ¿Dije algo malo? — Pregunto preocupado hacia Caspian.

—Cuídalo Taurus. — Pidió el rey y hablo hacia todos los navegantes. — Tripulación, les presento a nuestros nuevos tripulantes, Lucy la valiente, Edmund el justo, Susan la benévola y Peter el magnífico, reyes y reinas de Narnia.

Toda la tripulación se arrodilló causando una sonrisa en los hermanos. Ya estaban en casa.

Caspian llevo a sus amigos hacia su camarote. Explicó como él y Fayna habían logrado una paz absoluta en Narnia.

—¿Y encontraste una reina en estos tres años? — Preguntó Lucy, lo que hizo que Susan lo mirara.

Antes de que el pelinegro pudiera hablar, alguien se le adelantó.

—No ha querido, muchos insisten en un matrimonio con la reina. — Habló el capitán.

Susan y Peter no supieron que hacer, es decir, ¿Fay y Caspian? Claro, habían estado solo ellos dos durante 3 años. Ambos miraron a Caspian con una combinación de tristeza e incomodidad.

—Y ambos hemos rectificado, ante la corte y el pueblo que no planeamos casarnos, lo que supuse ya había quedado muy claro, entre nosotros no hay nada. — El rey miró amenazante al capitán.

Se formó un ambiente incómodo y una duda creció en la pelinegra, su amiga nunca se quedaría sola en Narnia. Fayna jamás le diría que si a quedarse sin una aventura, ¿En dónde estaba?

—¿Y Fayna? — Preguntó al tiempo que su hermano mayor.

El rostro de Caspian se tornó serio.

—Ella se fue de Narnia, me dejo esta nota. — Peter tomó el papel entre sus manos. — Antes de irse, la notaba rara, se despertaba por las noches sudando, estaba muy distraída y dijo que sentía algo mal en Narnia. Pero no me pude quedar esperando, así que vine a buscarla, algo me dice que ella no está bien. Iremos a buscar a los lores, pero mi prioridad es Fay.

—Te ayudaremos. Tengo que encontrarla. — Habló Peter con seguridad.

—Le hará bien saber que volvieron, estuvo muy deprimida mucho tiempo. En especial por ti, Peter. — Le dijo Caspian.

El fantasma de una sonrisa se asomó en el rostro de Peter, entonces no lo había olvidado. 

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐇𝐎𝐄𝐍𝐈𝐗 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 ༒ Las crónicas de NarniaWhere stories live. Discover now