🥀 Prólogo 🥀

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La Torre de los Brotes resultaba ser lo más bello de toda esa ciudad, una figura arquitectónica tan vieja como la ciudad misma, como toda la región en donde estaban, mientras esa torre se mantuviera en pie, toda la ciudad seguiría manteniendo la esencia tradicional que los representaba, de allí que fuera tan importante tanto para la guardiana de su ciudad como para todos los pensadores que allí residían para poder meditar.

Aún así, el encontrarse en ese lugar a la guardiana de esa misma ciudad era algo bastante raro, generalmente ella permanecía en su coliseo ya fuera esperando que alguien viniera a hacerle frente o poniendo en práctica sus estudios de ornitología, nunca se le veía en otro lugar salvo cuando una emergencia surgía y tenía que ir ella misma a intervenir con los otros guardianes de ciudades, y probablemente sea por eso que ha estado yendo tan seguido al puente que separaba la zona de casas y edificios de la torre.

Hace poco había surgido una emergencia en la que ella se encargo de proteger aquella torre de que su pilar fuera destruido con él que la propia torre se viniera abajo, desde ese momento había pasado algunos días patrullando el estado de ese lugar desde el puente, y la mismo tiempo prestando atención a la entrada y salida de los niños de la escuela principal de la ciudad.

Era un verdadero contraste estar en medio de esas dos construcciones, lo viejo y tradicional de la ciudad con lo que educa a los que serán en un futuro encargados de cuidarla, tal vez eso es lo que se le pasaba por la cabeza, y quien vino a hablar de eso fue el encargado de otra ciudad de la región, específicamente uno de sus vecinos, que si bien se había tomado su tiempo para venir, ya que los otros guardianes a penas se enteraron del desastre llegaron allí aunque ya tuvo se hubiera resuelto, al menos fue el que más se quedó con ella a hablar de lo ocurrido...

O mejor dicho, a debatir lo que pensaban de lo que llegó a ocurrir.

–Los pensadores de la torre al igual que tú, hicieron mucho por proteger la torre–dijo Maryoku apoyándose en el barandal de frente a su compañera.

–Aún así el pilar por poco deja de moverse y cae–dijo la mujer de cabellos azules y hermosas alas celestes mirando hacia la edificación–es una falta de respeto a nuestra ciudad

–Esa torre es tan vieja como las de mi ciudad, Paroma, algún día habrá un momento en el que no tengan otra cosa que hacer además de caer–dijo Maryoku esperando a que su amiga lo mirara.

–Sea así o no, la caída de la Torre de los Brotes sería la caída de lo tradicional de mi ciudad–dijo Paroma dirigiéndole la mirada, solo que para complementar lo siguiente que dijo fue una mucho más burlona–no quisiera seguir el ejemplo de tu otro vecino y arruinar completamente nuestra esencia

–¿Exactamente qué sería arruinar nuestra esencia?–preguntó Maryoku al instante.

–Maryoku, nosotros nos regimos por lo que es tradicional, toda nuestra región se ha movido de esa forma desde que se fundó el primer pueblo–dijo Paroma haciendo un ademán hacia su amigo–tu ciudad en especial, es el ejemplo perfecto de mantener lo tradicional intacto

–Aún así, el perder alguno de los recuerdos de lo "tradicional" de nuestra región no significa que perdamos nuestra esencia como región–dijo Maryoku de forma algo monótona–lo tradicional pierde su encanto cuando deja de ser funcional, no nos podremos regir siempre por las mismas reglas

–Regir por esas reglas es lo que hace nuestra región grande, Maryoku, nuestros monumentos, forma de actuar y forma de hacer las cosas, eso es lo que nos hace especiales–dijo Paroma antes de alejarse de aquel barandal, dispuesta a ir devuelta a su coliseo.

Su compañero no hizo nada para evitar que se fuera, simplemente la dejó alejarse y fue ella misma quien se detuvo de golpe cuando escuchó en la lejanía como los niños salían corriendo de la escuela yendo cada uno por su respectivo lado devuelta a casa, el quedarse unos minutos viendo a esos niños, quieta y en silencio, le dió el tiempo a Maryoku de razonar las palabras que iba a decirle ahora en relación a lo que ella misma había asegurado.

El brujo caminó lentamente hacia donde estaba la mujer de alas celestes, y manteniéndose detrás de ella en vez de ponerse a su lado le volvió a dirigir la palabra.

–En próximas generaciones puede que esos mismos niños piensen que es mejor seguir el ejemplo de regiones más avanzadas–dijo Maryoku compartiendo la vista de su compañera al mirar hacia aquellos niños–y no le veo lo malo a hacer las cosas bajo una distancia perspectiva, bajo otras reglas

–Nosotros no somos como esas otras regiones–le aclaró Paroma sin saber qué más podía responder en realidad.

–No, no lo somos y puede que jamás lo seamos, pero dejar de seguir las reglas para mantener lo tradicional no significa que nos deje de funcionar a todos–dijo Maryoku reposando una de sus manos en su pecho–la esencia de nuestra región reside no en que somos los más tradicionales, sino en nuestra propia historia que hasta el día en que alguien venga a destruir todo nuestro hogar no dejará de escribirse

–Como siempre, eres muy filosófico para alguien de tu edad–dijo Paroma cruzando los brazos y desviando la mirada.

–Estamos poniéndonos viejos nosotros también, Paroma–se burló Maryoku ante ese comentario–solo recuerda que las reglas que nos tienen aquí hoy no tienen que ser las que nos lleven a nuestro mañana, mientras que nadie salga afectado por viejas o nuevas reglas, entonces sabremos que hemos tomado un buen camino

–¿Qué pasa entonces si alguna de nuestras reglas nos lleva a una situación ridícula cuando ya no funcione ni tenga que tomarse en cuenta?–preguntó Paroma mirando sobre su hombro al brujo.

–Allí nos daremos cuenta hasta qué punto hay que seguir haciéndoles caso–dijo Maryoku pasando de largo a Paroma–siempre he creído que si una regla insignificante provoca una situación problemática enorme entonces no vale la pena seguirla usando

La conversación entre ambos compañeros terminó ese día allí, Maryoku sabía que con una sola charla jamás haría cambiar de parecer a alguien tan terca como Paroma, que siendo la más apegada de todos ellos a lo muy tradicional de su región, siguió protegiendo su ciudad bajo tales reglas incluso después de que hablaran, pero aún así, no significaba que fue allí esperando no obtener nada, con el simple hecho de que hablaron sobre ese tema al menos tiene la seguridad de que la hizo pensar y tomar su propia visión de su punto de vista.

Nunca había dicho que las reglas fueran malas, jamás diría algo tan estúpido como eso si no se hubiera vuelto loco antes, lo único que quiso transmitir es el límite con el que hay que medir cada regla para que una insignificancia no se convirtiera en algo que se tuviera que pagar poniendo la cabeza bajo una guillotina u obligando a alguien a realizar el seppuku.

Mientras fuera justo, funcional y que no agravara la situación o llevara a una mucho peor, entonces se podían seguir tranquilamente las reglas, y es el día en que algo malo pasara gracias a alguna regla que debían razonar cómo debían implementarla, o siquiera si debían seguir implementándola, para ver si de verdad era para beneficio o estancamiento de su propia gente.

Twisted Wonderland [ Fanfic AU ] 🥀 El Tirano Carmesí 🥀Where stories live. Discover now